Guerrilleros en Filipinas (
American Guerrilla in the Philippines, 1950), de Fritz Lang
A la espera de que en el futuro dediquemos una revisión completa a la obra de Fritz Lang, he visionado por segunda vez uno de sus films menos atractivos, y el único encuadrable dentro del género bélico. Con guion y producción de Lamar Trotti, la película adapta una novela del escritor y periodista Ira Wolfert, que sería señalado por el Comité de Actividades Antiamericanas como comunista (algo difícil de intuir viendo el film). La película es una obra más bien desmayada, que no resulta ni aventurera ni especialmente destacable en el género bélico, en que se nos narra las peripecias en Filipinas del alférez de la marina Chuck Palmer (un discreto Tyrone Power) y su colega (interpretado con su “gracia” habitual por Tom Ewell), huyendo primero como consecuencia de la derrota de Corregidor con la intención sin éxito de pasar a Australia, y después ayudando a organizar las guerrillas filipinas antijaponesas a la espera del prometido regreso del general MacArthur. Solo en los últimos minutos, en que se produce un enfrentamiento directo entre las tropas niponas y los guerrilleros (dirigidos por Palmer), la película adquiere cierta tensión. El resto es más bien anodino, sin que funcione tampoco la relación romántica entre Palmer y una francesa que se siente filipina como si hubiera nacido allí (interpretada sin demasiado brillo por Micheline Presle), la cual pasa de ver cómo los japoneses asesinan a su marido a lanzarse a los brazos del marino norteamericano sin solución de continuidad. Según imdb, Lang aceptó el encargo porque tenía facturas por pagar, renegando de ella posteriormente. La comparación con
They Were Expendable, de John Ford, ambientada también en Filipinas durante la misma época es, como se suele decir y nunca mejor dicho en este caso, “odiosa”.