Que se agote el muñeco del príncipe Hans de 20 libras de marzo y que un chico de 35 años le traiga de Londres (espero) el sábado a otro chico, de 36, el que escribe, el muñequito, carísimo, para satisfacer mi fetichismo pelirrojo + que 2 canciones de Frozen estén en mi lista de las 25 más escuchadas en el macbook, sí, demostrará que algo tiene esta película a parte de ser una película de animación más.

No, campanilla, los uniformes no me gustan nada. Menudo paquete marca Hans cuando baila Love is an open door.