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EFE
Real Madrid-Athletic: Lo que va de un año a otro
21/09/2005 - 12:09(GMT)
Por Ramón Orosa Bilbao, 21 sep (EFE)- El Bernabéu acogerá mañana,
jueves, uno de los clásicos más clásicos de la liga española, el
Madrid-Athletic, un partido que siempre concita atención por lo que
dice la historia y por lo antagónicas de las filosofías de ambos
clubes.
Mientras una mira hacia afuera, cuanto más lejos mejor, para
encontrar en la universalidad el mejor acomodo a la grandeza de un
palmarés inigualable, la otra profundiza hacia adentro, hacia lo
propio, de donde saca y saca, año tras año, para competir de tú a tú
en una competición que le es cada vez más esquiva.
Cíclicamente, este partido se presenta como un espectáculo a no
perderse, como lo fue la temporada anterior, y otras casi como un
choque más de un torneo que no deja de deparar siempre interesantes
novedades.
Así se presentaría mañana el partido en el coliseo madridista, si no
fuera por la polémica arbitral que ha polarizado en los últimos días
la atención mediática deportiva.
Qué diferente aparece este partido con respecto al de la temporada
pasada, cuando el Madrid llegó a él con "la flor" de Luxemburgo sin
asomo de marchitarse y el Athletic en su mejor momento de juego y
resultados en años.
Por entonces, en la capital de España nadie llegaba a sospechar algo
que no fuera la continuidad de la impoluta trayectoria mantenida
desde la llegada de "Luxe", tras la cual los siete partidos jugados
por su equipo se contaban por victorias.
En Bilbao, por contra, diez partidos seguidos sin perder y un juego
que era objeto de deseo de todas las televisiones en condiciones de
ofrecer fútbol de Primera División hacían pensar en esa visita al
Bernabéu como otra oportunidad de reivindicar el presente de un club
en el que lo que más se recuerda es su pasado.
Como suele ser habitual, al final se impone el que mejor juega y ese
fue el Athletic. Los entonces dirigidos por Ernesto Valverde avisaron
con un impresionante zapatazo al larguero de Orbaiz, que entró en la
portería pero que no subió al marcador, y certificaron su inapelable
triunfo con goles de Del Horno e Iraola.
Esos tres jugadores conformaban el núcleo de una generación de
jóvenes en la que también se contaba a Yeste, Gurpegui, Aranzubia y
Murillo -y a la que llamaba a la puerta Llorente-, que estaba
ayudando a los ya más veteranos Etxeberria, Ezquerro y Urzaiz a
construir un Athletic ganador.
Al conjunto vasco, el Austria Viena le quitó la magia en un partido
tan eterno como de infausto recuerdo para sus seguidores y ya nada
volvió a ser como hasta entonces en la temporada pasada.
Lamikiz apretó las tuercas a Valverde, éste anunció su marcha a final
de temporada y ya se empezó a pensar más en lo que se avecinaba que
en lo que podía acabar dando de sí una temporada que apuntaba a
histórica.
Lo que va de un año a otro. Mañana el Athletic se presentará en el
Bernabéu con el proyecto Mendilibar incipiente, pero ya renqueante.
Las ausencias de Del Horno -el habitual azote del Real Madrid en las
últimas campañas- y Ezquerro se notan y el cambio de estilo propuesto
por el nuevo técnico no acaba de ser digerido por un plantel que
apenas si ha hecho un partido meritorio -el debut liguero, ante la
Real- desde que comenzó al pretemporada.
Al Madrid y a Luxemburgo les pasa algo parecido. Se acabó el
revulsivo que suele implicar todo cambio de entrenador y todo pasó a
ser como era, como en unas últimas temporadas en las que los títulos
se iban para otro lado.
El final de temporada y el nada desdeñable acopio de músculo y
talento para el nuevo curso -Diogo, Sergio Ramos, Pablo García,
Baptista y Robinho- apenas si han dado resultados y el Madrid está
donde se ha encontrado en demasiadas ocasiones en los últimos tiempos
para un club de su entidad: preguntándose qué sucede para que todo el
arsenal galáctico con el que se ha hecho no sirva para casi nada.
Tres derrotas en cuatro partidos oficiales le vuelven a demostrar al
Madrid lo difícil que le va a ser encontrar el camino perdido desde
que se acumuló en el firmamento del Bernabéu un número de estrellas
quizás demasiado alto.
Un saludo y aupa Athletic!