Bueno, pues parece que me va a tocar a mi abrir fuego...

Fui con ciertas ganas a verla aunque escamado por el retraso del estreno el verano pasado con la excusa de plastilina de la conversión a 3D, versión oficial de Paramount ante una situación de pánico entre los ejecutivos del estudio al ver el churro resultante de lo que se esperaba fuese uno de sus blockbusters estivales.

Lo que me he encontrado es una película que bordea peligrosamente el "Direct to Video", no exenta de alguna que otra 'set piece' notablemente inspirada en cuanto a su acabado visual (me refierto, concretamente, a la lucha de Snake Eyes contra los ninjas por los abismales desfiladeros... si toda la película hubiese sido así).

Para aquellos que estén familiarizados con el proyecto desde los primeros trailers, ya advierto que no hay mucho más diferente de lo que en ellos se anuncia. No hay demasiadas sorpresas ni espectaculares giros de tuerca argumental, pero eso supongo que no cogerá a nadie con la guardia baja considerando que hablamos de una película basada en unos muñecos de acción.

El principal problema de este film reside en el aroma chapucero que se trasluce desde el momento en que este arranca. El montaje es anémico, los protagonistas apenas suscitan interés, por no hablar de que carecen por completo de carisma, sobre todo el clon de Chayanne que han metido como supuesto guaperas del grupo. Tampoco Adrianne Palicki, como protagonista femenina resulta particularmente interesante (es un catálogo de clichés ambulante, sin mayor desarrollo a efectos de que importe al final si vive o muere) y The Rock cumple casi en piloto automático. Mención aparte para Bruce Willis, haciendo una recreación apócrifa de su personaje en "Red" (por momentos parece que se haya equivocado de plató).

Los villanos (salvo Jonathan Pryce, quien solito sostiene la película) son de chiste. Ray Stevenson debería despedir a su agente por meterle en un proyecto a priori tan goloso, pero donde apenas tiene material con el que hacer que su personaje de Firefly deje huella. Lo del Comandante Cobra ya raya el oprobio. Apenas sale un par de escenas en la película y su "plan para dominar al mundo" es tan de manual tipo "Como ser un villano de opereta en 10 sencillos pasos" que su paso por la cinta queda totalmente desdibujado. Insisto, menos mal que Jonathan Pryce es un actor con oficio, consciente del embolado, capaz de sacar adelante lo que le pongan. Con diferencia Pryce es lo mejor de la función. Aquellos que esperen encontrar a Arnold Vosloo de nuevo en el papel de Zartan se van a llevar una decepción, ya que sólo aparece en imágenes de archivo, aunque sorprendentemente está acreditado (a saber que condiciones negoció su agente por dejar usar dos fotos digitalizadas).

La historia va demasiado a trompicones y pone en todo momento en envidencia los problemas de producción que ha tenido la película. En ocasiones se vislumbra la falta de recursos para pulir algo mejor el empaque visual y la omnipresencia del plano cerrado revela a las claras el racanísimo presupuesto del que han dispuesto para sacar el proyecto adelante. Por si fuese poco, esta secuela abandona completamente el tono fantástico de la primera entrega y elimina casi por completo el factor "gadgetry" (armaduras aceleradoras, armas de aspecto comiquero o vehículos que eran el último grito en tecnología son aquí bajas confirmadas).

Resulta incómodo decir esto, pero "G.I. Joe: La Venganza" convierte a su predecesora, que tampoco era una maravilla de la cinematografía, el Obra Maestra del cine de entretenimiento.