Vista

Adam Wingard se casca un disfrute pulp y showaiano de pura cepa, infintamente mejor que el bipolarismo que afectaba a la irregular cinta de Dougherty.

Wingard no juega a ser Edwards o a Jordan Vogt-Roberts, hace lo que practicamente el film requiere: perpetrar un larger than life con una planificacion visual de infarto, gran foto de Ben Seresin (especialmente, la secuencia del primer enfrentamiento entre Godzilla y Kong) y una banda sonora de Tom Holkenborg que apela a esa estetica pulp de los 80s que el film busca. Y practicamente el film es un monster-mash de principio a fin, el cast no se hace pesado.

No llega a los niveles de G14 y Kong: Skull Island, pero es un disfrutable mejor film que el de Dougherty y una carta de respeto tanto a los fans de Godzilla como los de Kong.