Una jodida orgia visual de bichos repartiendo hostias como pianos y arrasando todo lo que pillan por delante. Una gozada. Esto es lo que yo le pido a estas películas. Si el blockbuster ha muerto, que baje Dios y lo vea.

Y Kong ya es directamente el puto amo, un cachondo mental (el pedrolo, el puñetazo y la risa por lo del diente).

Ahora a cenar y a ver King of Monsters por tercera vez.