Se fue una de las melenas rubias más sensuales y una de las heroínas más carismáticas e intrépidas de la televisión americana. En el cine su presencia fue casi testimonial, pero recordémosla en la atrevidísima Myra Breckinridge (1970) junto a Raquel Welch, en el clásico de la sci-fi La fuga de Logan (1976), su momentazo erótico en Saturno 3 (1980) o en Los locos del Cannonball (1981). Sus últimas incursiones en la pantalla grande las realizó de la mano de Robert Duvall o el añorado Robert Altman (El Dr. T y las mujeres).

Estuvo casada con sendos sex-symbols de la década de los 70, Lee Majors y Ryan O'Neal, quien ha estado a su lado hasta el último aliento olvidando las continuas dispustas con ella y sobre todo, con sus hijos. O' Neal a demostrado ser un gran compañero, pese a ser noticia siempre por los turbios acontenciemientos que han rodeado su vida los últimos años, en vez de por estrenar películas.

Espero que le hagan un buen homenaje donde corresponda a un ángel, que por fin sube al cielo.