EL DEMONIO (1963) de Brunello Rondi.

Excelente drama rural, de contorno fantástico y terrorífico, dirigido por uno de los guionista del 8 ½ de Fellini. Una chica (pobre diablo, nunca mejor dicho) es percibida por sus vecinos, como una poseída, una bruja. Espeluznante tratamiento crudo, realista y subversivo, en la descripción del ambiente impregnado de superstición y catolicismo (recuerda al ambiente -¿hubo influencia?- del sorprendentemente más que notable Lucio Fulci de “Angustia de Silencio” (1972)), por el que fluyen ecos místicos y legendarios, en ambigua sintonía; sobria, descarnada y muy entonada la realización de Rondi, ayudado por unas estupendas fotografía en b&n y la música, el escalofriantemente desolado paisaje de la zona, y una maravillosa y sensual Daliah Lavi (de papel principal en la extraordinaria “La Frusta e Il Corpo“de Mario Bava) de protagonista. Aparte de esa atinada ambientación y dramaturgia general, apuntar solo algunas –de muchas- escenas concretas: el exorcismo y spider-walk de Lavi (muy similares a “El Exorcista”, ver imágen abajo); la persecución del populacho antorchas en mano, a lo terror de la Universal; y un final cortante, directo al estómago. Partiendo, pero alejándose, de la recién nacida temática italiana de brujería; apostando por una formulación dramático-visual parte Bergman parte hasta Dreyer; para apuntar hacia un pre-William Friedkin. Peliculón.