Vi ayer esta pequeña obra maestra de la comedia, que no había visto nunca. Dirigida por Herbert Ross en 1975, la película cuenta los avatares de una antigua estrella del vodevil, Willie Clark (Walter Matthau en una interpretación perfecta) que vive solo en un destartalado apartamento de Nueva York, medio retirado salvo por pequeños papeles en anuncios que su sobrino y agente, Ben (Richard Benjamin) intenta conseguirle. Sin embargo, Willie es un auténtico cascarrabias desconsiderado que no cree que su mejor momento haya pasado, y se comporta como tal. Un día, durante una prueba, queda en ridículo al ser incapaz de pronunciar el nombre de las patatas fritas que pretende anunciar, y avergonzado, decide retirarse.
Sin embargo, su sobrino Ben recibe una irrepetible oferta: la ABC prepara un extenso reportaje sobre la comedia, desde el teatro griego hasta las estrellas actuales, y opinan que no puede faltar la más famosa pareja de vodevil: Willie y su compañero, Al Lewis (George Burns BESTIAL). Lewis y Clark fueron compañeros, interpretando su más famosa pieza "el número del doctor" once mil veces a lo largo de más de cuarenta años, pero se separaron y hace más de una década que no se ven. Cuando Ben propone un reencuentro a su tío, este se niega, airado y acobardado, pero Ben insiste y a duras penas consigue convencerle. Va a Nueva Jersey a visitar a Al, un anciano senil (¿o no?) que vive con su familia, totalmente retirado. Tras varias desavenencias, Ben consigue reunirlos.
Su reencuentro es una pieza maestra de la comedia, casi como un baile perfectamente interpretado por dos viejos cabritos y testarudos, incapaces de dar su brazo a torcer, lanzando las puyas y las indirectas justas en los momentos más apropiados![]()
Después, son irrepetibles la escena del ensayo, con una "insalvable" discrepancia, entre la palabra "Pasen" y la palabra "Entren", o el ensayo general en plató del número del doctor, número que daría lo que fuera por ver enterocon diálogos fabulosos, como cuano Willie pregunta a Al su nombre. "Silvia", le contesta este. "¿No es un nombre un poco raro para un hombre?" inquiere Willie, a lo que Al contesta, con toda naturalidad "Mi esposa Pedro opina lo mismo"
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Tres interpretaciones magistrales: Matthau (con mucho maquillaje, pues interpretaba a un anciano y él era ajoven todavía) como un viejo testarudo y cascarrabias incapaz de aceptar que debe retirarse, y sin sensibilidad alguna para nadie (geniales los conflictos con la puerta y el portero mexicano). George Burns borda su papel de anciano absolutamente senil, aunque en ocasiones da la impresión de que finge su senilidad para despistar a la gente (o eso, o está como una cabra). Y Richard Benjamin interpreta al sobrino y agente de Willie, un hombre joven, acostumbrado ya a las charadas de su tío, cargado por lo tanto de paciencia y resignación, tan atento con el viejo, apesar de sus putadas, que cuando acaba la película te gustaría tener un sobrino así cuando llegues a viejo :agradecido
En suma, una pequeña obra maestra, altamente cómica, pero con momentos conmovedores entre dos ancianos que se respetan y se admiran profesionalmente, aunque no se soporten (el orgulloso Willie llega a admitir a su sobrino que Al es el mejor cómico que haya conocido jamás, aunque sea "un bastardo hijo de perra detestable". ;)