Donde más destaca sin duda alguna, es en su estética y ambientación, la cuál nos traslada muy acertadamente a finales de los años 60, con Nixon alcanzando el poder y la guerra de Vietnam como telón de fondo, reflejando unos Estados Unidos convulsos. A ello hay que sumarle una acertada dirección que enfatiza esa estética gracias a unos acertados planos que potencian la misma. Pero ahí acaban los elogios.
La cinta no consigue generar ni miedo, ni tensión, ni intriga, ni terror, se queda en zona de nadie. Intenta hacer una mezcolanza de todo (mezclando lo paranormal, con lo fantástico y lo violento) pero fracasa en el proceso. Y entiendo que cada vez es más difícil lograr sorprender e inquietar en el género de terror, pero como entrega del género, ni siquiera es violenta, por tanto queda en una zona gris donde transmite tibieza en su ejecución.
Si a ello le sumamos los tópicos del género repetidos hasta la saciedad (personajes que se niegan a creer lo que sucede, personajes que se separan a pesar de ser más seguro permanecer juntos, decisiones estúpidas por doquier, etc), nos queda una cinta de terror con todos los vicios del género y casi ninguna bondad, más allá de las expuestas en el primer párrafo. También existen algún que otro agujero de guión, como:
Spoiler:
Cómo no, tampoco podrían faltar las conveniencias argumentales, como:
Spoiler:
Además, aunque no puedo asegurarlo al 100% (porque no tengo ganas de revisar el metraje), creo que existen algunos fallos de rácord en cuanto a la vestimenta de una toma a otra.
Las actuaciones son correctas y los efectos especiales... Dejan bastante que desear. El tercer y cuarto monstruo son HORRIPILANTES, con un CGI muy malo que canta por soleares. Y la película costó 25 millones, para dos personajes que iban a crear en CGI, podrían haberse esmerado más...
En resumen: cinta del género que pasa sin pena ni gloria, que sólo destaca por su estética y que a lo sumo, puede suponer un entretenimiento ligero y pasajero.
Nota: 5.