El mundo, por lo menos hasta donde yo se, tiene una forma de funcionar muy sencilla: este tío va como le da la gana, que para eso estamos en un país libre. Y saldría a la calle a manifestarme por su derecho a hacer lo que hace si alguien quisiera quitárselo.
Dicho esto, lo que está haciendo es, dicho en román paladino, es hacer el ridículo. Que a él le da igual? Ya los se. Por lo tanto a nadie le puede indignar que yo diga que ese señor está haciendo el ridículo. ¿no?