Pues tendrán que seguir luchando de alguna manera para que se les escuche, Kores.
La cuestión en el post no era la bondad/inutilidad de la ley de Villepin, sino el hecho de si la juventud española estaba dispuesta a mojarse el culo para coger peces o por el contrario prefería pillar una melopea del nueve y dejar que otros le resolvieran sus problemas.
No hablamos de política económica o laboral -que es donde tú y yo podríamos discrepar- sino de cómo (muchos de) los jóvenes españoles de hoy se están ganando a pulso un futuro auténticamente miserable a costa de tocarse los güebos y pasarse las horas muertas viendo Gran Hermano.