UNA PRÁCTICA QUE NO GUSTA A TODAS
• En la felación, la mujer tiene a veces la sensación de estar sirviendo al hombre, no de participar en un acto mutuo
SHERE Hite
Profesora de Sexología Clínica en la Universidad Maimónides de EEUU y autora de El informe Hite / Traducción de Toni Tobella
A pesar de todo lo que se llega a decir sobre la mujer moderna --que si es tan dura y está tan acostumbrada al sexo que ya nada le asusta, que puede con todo, que no tiene problemas--, la verdad es que la realidad dista bastante de esta imagen. Las mujeres no son las chicas calientes que lo saben todo que a algunos medios de comunicación les gusta retratar, y no hay ninguna razón para que lo sean.
Lean, por ejemplo, esta pregunta que me llegó de una lectora de 20 años: "Me da mucho corte preguntárselo, pero ahí va... En cuanto a la felación, ¿es necesario que él eyacule? En caso de serlo, ¿tiene la mujer que aceptar esa eyaculación en la boca? ¿Existe alguna manera de realizar esta práctica manteniendo idéntico cariño sin tener que pasar por esto? ¿Cómo es que la mujer tiene que aguantar eso? Y el semen, ¿se traga o no se traga?"
Una buena pregunta. Una pregunta que muchas mujeres (y hombres) se hacen: ¿debería la mujer practicarle al hombre una felación hasta que él llegue al orgasmo, o debería parar antes? ¿Y si ella lo hace hasta el orgasmo, debería ingerir la eyaculación?
Como parte de mi investigación con 7.000 hombres, el 12% de los cuales eran gays, me sorprendió descubrir que tienen dudas sobre este tema, a pesar de la creencia de que a todos los hombres les encanta.
La mujer se siente atrapada y en apuros por dos motivos: primero, porque interviene el factor del poder. Cuando una mujer practica la felación, a veces tiene la sensación de estar sirviendo al hombre y actuando sólo para él, no participando en un acto que es mutuo. Y puede tener la sensación de que no le queda más remedio que continuar porque, de lo contrario, herirá los sentimientos de su pareja, o hará que su pareja se sienta ofendida. (Por supuesto, hay mujeres que sienten que mantienen más el control durante la felación no compartiendo su cuerpo y llevando las riendas, sabiendo conducir al hombre hasta el orgasmo.)
Segundo. La textura y el gusto del líquido eyaculado suele describirse como más bien denso, y ninguna de las personas que entraron en mi investigación lo llegó a calificar de sabroso. Para mucha gente, tragarlo es una señal de amor más que un deseo físico personal de notar cómo un fluido caliente le va bajando por la garganta. Quizá tenga esto algo que ver con el hecho de que, a diferencia de cuando uno bebe un vaso de agua, uno no ha decidido el momento justo en el que el líquido se precipitará garganta abajo. Puede venir como sorpresa, hasta tal punto que la garganta receptora no esté preparada. Una puede estar perfectamente en medio de una respiración...
Quizá estas dudas tengan una raíz física o una psicológica. Pero en todo caso, se las hacen la mayoría.
PUEDE QUE esta información no deje contentos a los hombres, ya que, ¿a qué hombre le gustaría pensar que su pareja se está sacrificando por él? ¿No les gustaría a la mayoría de hombres pensar que sus parejas realmente quieren hacerlo?
Un argumento a favor de deglutir la eyaculación es que así se supera la creencia cultural de que aquello es sucio, así como la idea de que es perverso eyacular en cualquier parte que no sea dentro de la vagina.
La decisión sobre cómo manejar esta situación es un asunto muy personal. Ninguna mujer debería sentirse presionada por una petición tácita o expresa de que lo haga y de que le guste. Ningún hombre debería sentirse rebajado si su pareja no quiere hacerlo, o si su pareja se para antes del orgasmo, ya que esto no implica una no aceptación o una falta de amor o de pasión.
Mientras que practicar el sexo oral con un hombre se ha convertido en algo más normal de lo que era antes, es mucho menos usual que una mujer continúe la felación hasta llegar al orgasmo del hombre, y si lo hace, es bastante normal que encuentre una forma discreta para evitar la ingestión del semen.
Quizá los temas del porno moderno se están colando en las vidas personales de alguna gente sin que ello quede muy claro. Recuérdese que los que producen y distribuyen la pornografía están siempre buscando nuevas formas de atrapar al espectador, y vender así su material. Se debería recordar también que todas las mujeres del mundo del porno cobran (y normalmente no muy bien) para actuar simulando que les encanta el sexo oral y el sexo anal, entre otras cosas.
No es muy atinado trasponer lo que nos muestra la pornografía a la vida sexual personal de cada uno, ni esperar que el tema funcione como en las películas. La vida es mucho más compleja.
La auténtica pregunta es: ¿se atrevería el hombre con el flujo menstrual de una mujer?