Bueno, el espectador en la miniserie, ahí sí que tenía motivos para sospechar: nada más llegar al edificio, ella ve el nombre de su padre en el timbre, llama, y cuando le abre la anciana, resulta que el nombre es otro. Y la vieja va cambiando poco a poco mientras hablan y toman el té, volviéndose más deforme y obviamente hostil: y un momento sublime, que aquí no he visto, cuando le ofrece el te y Beverly ve que es sangre...