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Actualidad del mundo de la música: ¡Cómo nos vamos de la olla, tíos!
15/06/05: J´accuse
Michael Jackson, como Tina Turner, forma parte de esa tradición de músicos negros que alcanzaron la cima a base de mucho esfuerzo, trabajo, dedicación y una nada desdeñable cantidad diaria de somantas de palos. Aunque cabe diferenciar que si bien en el dúo Turner, era Ike el que tenía el talento y quizá por esa razón hoy en día sólo sea recordado como el maltratador de la alcaldesa de Negociudad, Michael Jackson era el receptáculo de las iras de su padre vía cinturón y, además, no sólo el talento de la familia, sino uno de los genios más grandes que ha dado la música negra. De la mano incluso, a su modo, de un Marvin Gaye, que por cierto, adoraba a los Jackson Five.
El padre de Michael era un tipo sin igual. Prohibía a todos sus hijos la más mínima alegría. No tenían juguetes y no podían salir a la calle a jugar. Su madre contemplaba diariamente cómo se iban pudriendo en ese hogar infernal, hasta que un día les dio por coger la guitarra de su padre e imitar lo único que podían disfrutar: las canciones que su viejo escuchaba por la radio. La madre hacía la vista gorda, pero en una ocasión el padre llegó a casa y se encontró que le habían roto una cuerda de la guitarra. Se remangó para darles una buena paliza, pero antes le picó la curiosidad y les dijo a los críos que actuaran para él, a ver qué sabían hacer, y se quedó alucinado: eran unos cracks y ahí había negocio -aunque, acto seguido, seguramente les dio la paliza correspondiente.
Entre pitos y flautas ficharon por la Motown, el sello discográfico más grande que ha parido madre. Y ahí empezó para el joven Michael su carrera profesional, el fin de su infancia y un largo y contundente proceso de deterioro mental y psicológico. Huelga explicar la carrera del cantante. Fue especialmente innovador. Bailaba como nadie lo había hecho antes, como un invertebrado, vale, pero de forma totalmente vanguardista. Cada uno de sus discos, hasta los menos vendidos, siempre han aportado algo distinto, aunque desgraciadamente los integristas de la música más "auténtica" lo despreciaban por comercial y, en definitiva, por ser objeto de la atención de personas no tan excelsas como ellos; y esos fans no tan excelsos, el populacho, para entendernos, no se enteraba tampoco mucho de la imaginación que ponía Michael en sus discos.
Fue el primer negro que apareció en la MTV, la televisión de los norteamericanos blancos con acné, desencadenando un fenómeno de banalización comercial de la música negra que dura hasta nuestros días y que obliga a exclamar ante la proliferación de ropas amplias e imberbe idiotez: "otra guerra es lo que hace falta".
Michael Jackson también es el artista que más ha vendido en la historia y el que más grammys ha ganado, pero no el que más se ha metido por la nariz, que es un premio por el que compiten sus compañeros de profesión con verdadero empeño. Además revolucionó absolutamente el concepto del video clip hasta el punto de convertir la imagen de todos los que vinieron después en algo mil veces más importante que la propia música, salvo en el caso de Rosa OT, por supuesto.
Michael Jackson, de pura grandeza, convirtió la música popular de sus coetáneos en populachera, pero nunca se ha rebajado a imitar a nadie ni a dar un producto fácil de crear o convencional. Ahora bien, cuál es el problema, por "h" o por "b", el hombre o bien se ha sometido a tantas operaciones, o bien sufre una enfermedad en la piel, o bien vio en una ocasión bañarse desnuda a Cristina Almeida en una piscina ibicenca... qué sé yo, el caso es que se ha vuelto blanco y se le ha caído la nariz. Estos detalles no tendrían importancia si fuese tan ambicioso como Cher, que es un Cyborg como Yokasta, la novia del Hombre Máquina -haber leído tebeos de pequeño, lector- o si fuese tan espabilado como Bono, que es un imbécil integral; pero desgraciadamente Michael Jackson es un enfermo mental extravagante, anormal y lo que es mucho peor: inocente y vulnerable.
No es la intención de este artículo demostrar o dejar de demostrar su inocencia. Nunca he dormido con él ni he estado en su casa y tampoco tengo acceso a los detalles de su proceso judicial. Pero sé una cosa. Otras estrellas del mundo del espectáculo no sólo se lo han montado con menores, sino que este detalle de sus vidas se exalta en sus biografías publicadas, como puede ser el caso de Jimmy Page (Led Zeppelin). De lo que se extrae una conclusión contundente: hay que estar muy desprotegido o ser muy inocente para dejarse coger en un caso de filtreos con menores en las esferas en las que se mueve alguien del nivel de Michael.
Sin embargo, todas las debilidades antes mencionadas le hacen un blanco fácil -nunca mejor dicho- de las iras y el descojone de la plebe. Qué risa María Luísa que el negro se vuelve blanco. Qué normal soy que me río de este anormal. Soy tan normal que me he inyectado tinta debajo de la piel con una aguja para hacerme un dibujo que lleva medio país, al tiempo que me he taladrado la nariz y atravesado la misma con un aro dos días después de clavarme graciosamente una bola de plata en la punta de la polla. Todo porque el número de gente que destroza su cuerpo chabacanamente es tan grande que no quiero ser vulgar. Voy a poner un muñeco de Elvis, un tipo que murió enfermizamente obeso rodeado de hamburguesas y pastillas, en el salpicadero del coche, para que se menee al ritmo de mis doce piercings mientras conduzco, porque yo soy normal y me río de Michael Jackson, "el anormal". Ahora bien, cuando dentro de diez años sea lo tope de lo tope cambiarse la melanina de la piel y ponérsela a topos, cambiaré el muñeco de Elvis por el de Michael Jackson, que en ese momento él será el clásico de los clásicos.
En las pandillas de adolescentes -individuos llenos de frustración, inseguridades y complejos- la tensión que generan esta serie de problemas se desahoga depositándola cuidadosamente sobre el tonto de la cuadrilla a modo de insultos denigrantes, collejas y menosprecios constantes hasta que por fin se le destroza psicológicamente lo suficiente como para que en su madurez engrose la lista de clientes de Exuperancia Rapú. El comportamiento hasta ahora mostrado por la sociedad, la prensa y la gente en general con Michael Jackson es el mismo. Vamos a reírnos del tonto, que es lo más fácil, como fácil es ser un mediocre. Total, no hace gracia que esté deformado ni que esté como una maraca, lo maravilloso es que un tío que se ha hecho millonario gracias a su talento es un infeliz.
Ya que Manuel ha tenido a bien decir que las canciones del excepcional disco de los Jackson Five, "ABC", son de Barrio Sésamo, tendré que ponerme pedante y recomendar a quienes reconozcan el talento sobrenatural de este hombre que, pasada la tormenta, ahora sólo queda volver a escuchar el disco de las "Steel Town Sessions 1965-67" y embriagarse con la voz de ese conguito sideral cuando aún era un inocente capullito de alhelí.
Álvaro (LPD)