Jean-Pierre Melville (1917 – 1973)



Finalizadas las revisiones de Bogart y de Lang, y muy avanzada la de Dreyer, giramos la vista hacia el país vecino para dedicar un ciclo a uno de los directores más interesantes surgidos en el cine francés de posguerra, Jean-Pierre Melville.

Jean-Pierre Grumbach nace en 1917 en París, en el seno de una familia de judíos alsacianos. Durante la guerra colabora con la Resistencia y acaba refugiándose en Inglaterra. A la vuelta a París inicia su carrera cinematográfica con un corto rodado con un presupuesto muy bajo, 24 heures de la vie d'un clown.

Jean-Pierre, que ahora se hace apellidar Melville, en referencia al escritor norteamericano Herman Melville, fue un autodidacta, que mamó el cine fundamentalmente como espectador en las salas de cine, viendo infinidad de películas, en especial hollywoodienses. Su amor por el cine clásico americano, en particular el cine negro, marcará la temática de buena parte de su obra. Junto a lo aprendido en las películas, Melville traslada a sus films su experiencia de la guerra.

En 1949 estrena su primer largometraje Le silence de la mer, adaptación de un relato de Vercors (seudónimo de Jean Bruller), publicado en 1942 en la clandestinidad. Le seguirán 12 largometrajes más, con suerte diversa en crítica y taquilla. Su tendencia a producir sus películas al margen de la industria cinematográfica francesa, su aureola de director independiente (se construyó su propio estudio para rodar sus películas), le ganó las simpatías de los críticos (y posteriormente cineastas) de Cahiers du cinéma, que lo adoptaron, en cierto modo, como modelo a seguir, llegándosele a considerar el padre de la Nouvelle Vague. De ahí, su presencia en la primera película de Jean-Luc Godard, À bout de souffle.



Sin embargo, años después, los integrantes del movimiento le giraron la espalda por razones ideológicas. Melville era un gaullista convencido, lo que hizo que en los hiperpolitizados años 60 su cine fuera acusado de conservador, de vivir de espaldas a la realidad. Luego, el fracaso del que sería su último film, Le flic, le supuso un gran disgusto, que quizá influyó para que, poco después, en agosto de 1973, muriera de la ruptura de un aneurisma, a los 55 años.

Así, el resultado es una obra escasa, 13 largos y un corto en 26 años. Pero si bien es una obra relativamente breve en número de films, es importante por lo que a su influencia respecta, especialmente dentro del género policiaco francés, el polar.

El programa de esta revisión se compone de los siguientes títulos, la totalidad de su obra:

01. Veinticuatro horas en la vida de un payaso (24 heures de la vie d'un clown, 1946)
02. El silencio del mar (Le silence de la mer, 1949)
03. Los niños terribles (Les enfants terribles, 1950)
04. Quand tu liras cette lettre... (1953)
05. Bob el jugador (Bob le flambeur, 1956)
06. Dos hombres en Manhattan (Deux hommes dans Manhattan, 1959)
07. Léon Morin, sacerdote (Léon Morin, prêtre, 1961)
08. El confidente (Le doulos, 1962)
09. El guardaespaldas (L'aîné des Ferchaux, 1963)
10. Hasta el último aliento (Le deuxième soufflé, 1966)
11. El silencio de un hombre (Le Samouraï, 1967)
12. El ejército de las sombras (L'armée des ombres, 1969)
13. Círculo rojo (Le cercle rouge, 1970)
14. Crónica negra (Un flic, 1972)

La mecánica será la habitual: un comentario semanal. Yo abriré el fuego cada viernes o sábado, y después se puede apuntar quien quiera. Como mínimo, cuento con Alex para seguir el ciclo, pero me gustaría que no fuera un simple mano a mano.

Si alguien quiere documentarse para seguir la revisión, contamos con al menos un par de libros en castellano: la típica monografía de Cátedra, “Jean-Pierre Melville” (2016), de Carlos Aguilar;



y un texto voluminoso, mucho más ambicioso, “Jean-Pierre Melville. Crónicas de un samurái” (Shangrila, 2014), de José Francisco Montero, sin duda interesante y documentado, aunque algo reiterativo y extenuante, solo aconsejable para quien conozca ya la obra de Melville.



Así pues, provistos del sombrero y las gafas negras, atuendo habitual director, estamos ya en condiciones de inciar el ciclo.