Fuente: Jesús Angulo, Nosferatu.
A principios de 1932 Renoir comienza a rodar “La Nuit du carrefour”, basada en la novela de Simenon, que trabajó con él en la adaptación. Con la financiación del amante de la que debía ser protagonista, Winna Winfried, Renoir se encarga directamente de la producción y embarca en la aventura, como en los primeros años, a todos sus amigos. Jacques Becker fue director de producción y ayudante de realización; su sobrino Claude Renoir, ayudante de fotografía; Marguerite Houllé, entonces ya Marguerite Renoir, montadora; Mimí Champagne, la script; Jean Mitry, ayudante no acreditado de realización e intérprete secundario. Finalmente Pierre Renoir, su hermano, interpretó al comisario Maigret. Renoir alquiló una casa deshabitada en el cruce en el que se desarrolla la acción y todo el equipo se trasladó a ella. Gran parte del equipo no cobró por su trabajo y todos dormían, comían y bebían juntos, dispuestos a rodar a las horas más intempestivas y con un plan de rodaje totalmente abierto. La película hubo de ser terminada precipitadamente por falta de dinero y, para colmo, Mitry perdió un par de rollos que nunca fueron localizados. Sin duda esta pérdida debe de afectar al seguimiento de la trama, pero, por otro lado, refuerza la atmósfera misteriosa que envuelve la película.
El cruce de carreteras en el que se desarrolla la acción, en el campo y a cincuenta kilómetros de París, está casi permanentemente envuelto por la lluvia y la niebla. La historia está penetrada por una naturaleza hostil que envuelve a los personajes y acentúa un argumento lleno de sugerencias. La fotografía de Marcel Lucien juega hábilmente con los contrastes, con las luces y las sombras. En ocasiones la utilización de los proyectores durante un día nublado consiguió dar una perfecta sensación de noche cerrada. La banda sonora concede un papel esencial a los ruidos: los coches pasando a toda velocidad, frenando, arrancando; puertas y verjas que chirrían; la lluvia y el viento; la música de un bandoneón o una caja de música; los cascos de unas mulas; una escoba que barre o la lima de un mecánico que araña una pieza metálica; unos pasos... Ruidos que tapan conversaciones telefónicas y pasan a ocupar un primer plano, adquiriendo un insólito papel dramático. Y, de pronto, la secuencia de una persecución en automóvil por carreteras secundarias y las escabrosas callejuelas de un pueblo cercano, arrancando con los faros destellos de luz a una oscuridad hasta ese momento impenetrable.