La experiencia cinematográfica de esta película se resume en esto:
Culturetas intentando dar un sentido profundo a una estupidez, en este caso un váter expuesto en un museo, o un producto de pijo que pretende ser profundo y "revolusionario".
No, si ahora va a resultar que Todd Phillips es proletariado buscando sus habichuelas. Niño pijo mimado y consentido y privilegiado que hace lo mismo que su casta: cagarse en el proletariado que paga sus entradas como cerdo llevado al matadero.