He escrito reseña de una de las pelis que recomendé (y veo que Screepers también la ha mentado):
LARGO FIN DE SEMANA (1978) de Colin Eggleston.
De cuando el cine fantástico australiano apuntaba a posible filón a perdurar, llegó esta historia guionizada por Everett de Roche (autor del libreto de más productos de género de las antípodas: “Patrick”,” Juegos de carretera”,”Razorback”, “Fortress”,” Link”, “Aviso de tormenta”) sobre rebelión de la Naturaleza, en clave abstracta, no como un animal, planta o virus asesino en particular. Me hace recordar la peli, aunque diferente, pero similar en cierto nivel (temático y de malestar indefinido), a la novela “El Terror” de Arthur Machen, la Madre de este subgénero. Una pareja con algunos problemas latentes (lo que enrarece más la inaprehensible atmósfera de extrañeza del film) decide pasar el fin de semana en una remota playa. Lentamente comienzan a sentir que algo no está bien en el entorno y empiezan a ocurrir raros sucesos, quizá explicables (o no) individualmente, pero que por acumulación acaban en un clima de pavor para ambos. Mucho se habla, destacando los pasajes más memorables para el espectador, de esos caminos que se abren y cierran (a gusto de la tupida vegetación) cerrando la salida en coche a la pareja, y esa amenazante sombra negra bajo el agua –revelándose manatí-que repetirá sus apariciones en diferentes lugares… incluso después de muerto. Un pequeño clásico aussie, semidesconocido e inquietante, que sufrió un penoso y nada original remake hace 8 años, dirigido por Jamie Blanks, responsable en cambio de la muy superior, ya mencionada y estimable “Aviso de tormenta” (2007).
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