NAVIDAD 2: EL REGRESO DEL ABETO LISÉRGICO
a.k.a. Belén Bajo el Terror de los Zombies a Escala 1:20
No se me ocurre un título mejor para la peli catastrofista que se monta en mi casa en estas fechas... 
El año pasado ya dediqué un post a mis hogareñas navidades y no es plan de repetirse, pero con el cambio de casa, también ha habido cambio de árbol (menos estilizado y más rechoncho) y de Belén (por fin el XL que mi madre se moría por montar). Así que vamos con unas foticos.
Primero el árbol. Sintético, cómo no. Hay que cuidar el medio ambiente y ahorrarse unas pesetillas. Éste era de mi abuela (cachonda herencia) y es bastante ancho en la base dándole un aspecto más contundente y, sobre todo, aumentando la superficie para petarlo con toda suerte de estrambóticos adornos.

De noche, todos los gatos son pardos, pero me temo que no todos los abetos navideños son discretos y glamourosos.

Resulta que mi madre es una virtuosa del Petit Point (no confundir con el Punto de Cruz -como si yo supiera la diferencia-) y, entre sus múltiples creaciones gestadas a diario en el sofá al calor de Sálvame, no podían faltar un par de recreaciones del nacimiento de Cristo que vienen de perlas para las paredes durante estas fiestas (el resto del año a un armario, por suerte).



La verdad es que la doña es una crack con este asunto. Puede que algún día postee su obra y milagros con la aguja y el hilo, aunque sería carne de subforo. De cabeza al Offtopic, porque aquí podría ser una sobredosis de frikismo difícilmente soportable. 
Para cerrar el capítulo del arbolito, os presento al fichaje estrella de esta temporada. Dicen que viene de las ligas del norte de Europa y que suele entrenar con el mismísimo Santa Claus, haciendo levitar pesadas cargas a velocidades de vértigo.
No sé... Yo por más que lo miro sólo veo a una versión gay del chucho muerto de Jack Skeleton. De nombre Zero, por cierto. Como la revista. Todo encaja.
En cualquier caso, hortera hasta la extenuación, como Dios manda.

Por cierto, este año (por cortesía de la lámpara de Tetris que me agencié hace unos meses) yo también tengo árbol particular en mi dormitorio, sito en mi mesilla de noche. Digamos que es una aproximación plausible que da el pego echándole imaginación. 

Turno ahora para el Belén. Por fin una superficie lo suficientemente amplia para que la matriarca despliegue (casi) toda su artillería (es imposible usar todas las puñeteras figuritas que tenemos acumuladas). Le ha quedado bastante apañao, todo hay que decirlo, con tres ambientes diferenciados (como si de un pub de moda se tratara): desierto, montaña y portal. En cada uno, un punto de luz (castillo de Herodes, hoguera de los pastores y el establo). Esta última luz va cambiando de color dándole a la escena un toque alucinógeno muy apropiado, habida cuenta de que se trata ni más ni menos que del nacimiento de un dios. Pa'mear y no echar gota, oiga.
Unas fotos generales y luego más detalles en spoiler.





Como todos los años, no puede faltar un rincón priviliegiado de la casa para el señorito. Tengo que reconocer que es entrañable. Me encanta su candidez y esa forma tan pizpireta de tocar la flauta con su pie como si no fueran a crucificarlo.

Lo de los pétalos secos, decoración recurrente en derredor del mesías año tras año, nunca he acabado de entenderlo. Aunque, tratándose de mi madre, lo mismo es un guiño a la entrada de Jesús en Jerusalén que a Victoria's Secret. Vaya usté a saber.
Y ya faltan menos de 24 horas para la gran comilona, señores. Los piscolabis, entremeses, primeros platos, segundos, terceros o los que se tercien, estarán ricos, sin duda. Pero yo sólo tengo ojitos (y bilis a chorro) para mis dulces del alma.


Muchas ganas de probar el nuevo surtido de Ferrero y esas tabletas mimosas y artesanas de pastelería. Los "sin azúcar" son para que mi padre disimule mientras cata todo lo catable por mucha glucosa que tenga. Y el turrón de chocolate Suchard es un clásico irrenunciable.
Grosso modo, atendiendo a estadísticas de años previos, el 80% de estas dos últimas fotos acabará su vida útil excretado por mi ojete y el de nadie más.
Felicidad al entrar y al salir. Viva la Navidad.