La primera vez que lo he leído me ha sonado a chascarrillo jocoso. Pero la segunda no...
Y me he acojonado de veras.
Como suele decirse, nunca puedes afirmar "de este agua no beberé", "este cura no es mi padre" o "esta polla no me cabe" pero mucho me temo que lo mío con lo divino es bastante irreversible. Abrazar el ateísmo cuando has creído en dios es como el primer polvo en la adolescencia después una pubertad trufada de pajas. Si vuelves a lo de antes (en cualquiera de los dos casos) es por una necesidad perentoria que dista mucho de ser saludable.




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Todo se andará...
