De entrada me atraían algunas cosas del planteamiento y de la presentación de los personajes, pero la película es un verdadero desastre. Parece mentira que apenas dos décadas después de La momia (1999), un blockbuster de los noventa inflado de efectos especiales y el referente más obvio que se me ocurre, la película de Stephen Sommers parezca cine clásico en comparación con esta. Hay una escena al principio, esa en la que Emily Blunt roba un objeto dentro de la Royal Society de Londres, en la que hay tal barullo de planos por segundo (sin ningún sentido de la localización espacial) que me resultaba prácticamente imposible seguir la acción con un mínimo de interés o excitación en relación a lo que estaba viendo. Es que lo pienso otra vez y La momia no parece cine clásico en comparación, parece teatro, vamos. Porque cualquier cosa en la que salgan planos de más de cinco segundos de actores hablando parece teatro en comparación con esto.
Y luego, bueno, no sé si es intencionado o no, pero ya no es que los villanos parezcan de pega, es que no sé si hay un árbol, pájaro o piedra en toda la película que parezca un objeto físico, real, que uno piense que podría tocar con las manos si estuviese al otro lado de la pantalla. Entiendo que la película está basada en un parque de atracciones y de hecho a eso mismo hace referencia el título, pero me cuesta creer que de verdad hayan querido inyectar este nivel de metarrealidad en el que la jungla misma parece tan postiza como los decorados de una atracción de feria en Dysneylandia. Yo creo que es más bien seguir simplemente con la corriente tan actual de que cuanto más movimiento, colores y luces mejor, y el resultado me parece realmente espantoso, creo que es una película visualmente muy fea, de las más feas que recuerdo haber visto en mi vida.
En fin, algunas cosas buenas tiene, yo aprecié el sentido del humor y algo de los personajes y algunas cosas así, pero en general hay tanto exceso por todas partes que no puedo sino decir que la película es un desastre,