No son tiempos para los tonos grises, ni para las argumentaciones basadas en hechos. Tampoco para la crítica razonada o basada en lo meramente formal o técnico a la hora de abordar un film.
Sin ver Dominion intuyo que muchas de las críticas negativas tienen que ver con inercias en redes (si un influencer X dice que es mala, otro lo replica y la opinión se amplifica, otros tantos simplemente repetirán esto para tener likes y cobrar dinerito). El problema de las redes es su juicio muchas veces infundado cuando no indocumentado, por parte de personas que tienen pocos conocimientos sobre lo que están hablando. Hay honrosas excepciones claro, pero ya hemos visto el poder de una turba en redes para hacer caer un film. Que sí, que también hemos visto cosas justas, Snydercut ejem, pero no nos engañemos, son excepciones.
También observo como se ha pasado de considerar a Chris Pratt el nuevo Harrison Ford -sic- a ser vilipendiado en redes por su pertenencia a una iglesia homófoba ( ¿cuál no lo es?) y por sus declaraciones desafortunadas en relación a su primer hijo. Personalmente, Pratt no me gusta como actor, creo que como Starlord está muy bien pero poco más. Un tipo que engordó para ganar papeles cómicos y que ahora se ha puesto fortachón para ser un héroe de acción, pues muy bien, pero poco más. No me ha demostrado nada.
En fin, estas cosas son sin duda decisivas a la hora de que las redes y la crítica influencer hagan su labor destructiva.