El presupuesto de la producción fue de 180M
No empecemos a colar los supuestos gastos de publicidad y lanzamiento porque esos se cubren en buena parte con los acuerdos comerciales con compañías de comida,bebida,juguetes,coches,ropa o lo que se tercie.
Sinceridad ante todo. Esta franquicia, más allá de sus dos primeras entregas, nunca ha concitado mi atención y en consecuencia mis apreciaciones respecto a Rebirth pueden estar condicionadas por esa desafección. La propuesta de Edwards marca el regreso de una serie sumamente maltratada por iteraciones continuistas (decepcionantes si se me pregunta) y con la difícil e ingrata vocación de intentar revitalizar una saga narrativamente anquilosada que lleva quizás demasiado tiempo mostrando un evidente desgaste discursivo. Edwards y Koepp han intentado equilibrar la nostalgia con una propuesta presumiblemente renovada, aunque los resultados, a mi juicio, dejan bastante que desear en según qué frentes.
Contextualmente, atendiendo a la primera escena del film tras el prólogo, percibimos que los dinosaurios han dejado de ser esa novedad comercial/mercantilista y se delatan más como una incomodidad con la que hay que lidiar que como una amenaza. Diría que es una torpeza soslayar narrativamente toda posibilidad de confrontar a gran escala (a lo TLW pero hasta las últimas consecuencias) a dinosaurios indómitos en centros urbanos y especialmente en núcleos rurales. Creo que ahí hay una premisa aún inexplorada de lo más sugerente.
Pero se percibe una intencionalidad, claro, posiblemente metanarrativa. Hay hastío. Los dinosaurios aburren. ¿Y qué aporta Koepp en su “regreso triunfal” a la franquicia? Una trama reciclada y acomodaticia (back to basics pero sin lustre ni nada significativo que aportar) en la enésima isla que gira en torno a un nuevo tipo de criatura híbrida aún más desfasada que las anteriores (más grande, más extraña y más ruidosa), resultado de experimentos genéticos no sabría articular si fallidos o pretendidos.
Este enfoque introduce elementos de “tecnociencia ficción” quizás más perturbadores visualmente pero sin una redimensión real. Sí, hay ínfimas pinceladas de crítica ecológica (por aquello de la adaptación y el cambio climático) y tenemos el tema de la hibridación pero sin apenas profundizar en sus implicaciones éticas o filosóficas, más allá de la mención.
El libreto presenta la típica estructura clásica en la franquicia, con un grupo de personajes que se enfrenta a una amenaza creciente en un entorno hostil previa excusa (recopilar ADN de distintos especímenes esta vez, que parece más propia de un videojuego mainstream impersonal, francamente). ¿Problemas? No solo hay demasiados personajes “improductivos” (carnaza potencial literal) sino que el desarrollo general de los mismos es mínimo. Los roles principales (Johansson, Ali y Bailey) aportan cierta presencia pero carecen de evolución emocional significativa e incluso debe mediar cierta suspensión voluntaria de la incredulidad para afrontar según qué conveniencias (mención especial a los mercenarios rotos por la pérdida pero de buen corazón). Los demás personajes diría que siquiera aportan eso. Las motivaciones son más funcionales que orgánicas y el conflicto humano (reducido al mínimo) queda demasiado eclipsado por el “espectáculo”.
Con todo, mis principales reproches son su falta de profundidad temática y de “respiro productivo” y es culpa exclusivamente mía. Sí, las dos primeras entregas eran mainstreams orgullosos de serlo pero no tenían el menor reparo en pisar el freno y enarbolar disertaciones y dilemas éticos. Explorar los límites de la (tecno)ciencia y el caos inherente a la manipulación genética (incluso desde líneas literales: tus científicos estaban tan preocupados por si podían hacerlo que no se detuvieron a pensar si debían hacerlo). Mostrar a la naturaleza sublevándose ante el “artificio científico” (la vida se abre camino). Criticar la fantasía de control. Introducir la Teoría del caos y la imprevisibilidad de los sistemas mínimamente complejos como metáfora. Renegar de la arrogancia científica, el poder sin responsabilidad, la inmadurez y comercialización de la vida como espectáculo y sí, también apelar a las carreras y los gritos, el sense of wonder e incluso la mirada infantil (que en ocasiones era un peaje como la niña hacker o la gimnasta) pero todo aquello sustentaba y andamiaba ese “festival”. Había en definitiva una intencionalidad discursiva y cierta ambición más allá de la “técnica”.
Esta entrega (y la sub-franquicia World, diría) opta por centrarse bastante más en la acción y el espectáculo desacomplejado que en la reflexión. Reitero, aquí hay mínima mención al cambio climático y la adaptación evolutiva pero no se desarrollan como ejes discursivos, aún menos filosóficos, ni hay disertación ética o tecnocientífica sobre los “híbridos” o reflexión sobre las megacorporaciones farmaceúticas más allá del trazo grueso de un “villano” bastante desdibujado. A la película no le interesa en absoluto plantear un mínimo debate. Y si lo hay, el “mensaje” se diluye entre rugidos, persecuciones y gritos. Koepp quiere pasar demasiado desapercibido y es una decisión volitiva. Es más, siquiera recuerdo que haya una mínima exploración de las consecuencias sociales, políticas o ecológicas de convivir en las ciudades con “especies extintas”. La culpa es mía por pedirle algo más a un mainstream en su séptima entrega, quizás.
Edwards imprime su estilo visual y ahí hay ciertos hallazgos atmosféricos y algunas composiciones interesantes (gestiona bastante bien los espacios cerrados por ejemplo) pero se recrea demasiado en referencias previas. La planificación de las escenas de acción es competente y la fotografía y los VFX (especialmente en las escenas nocturnas) son bastante cumplidores pero no me fastidies replicándome a estas alturas la escena de la cocina “homenajeando” además multitud de planos uno tras otro. No es serio. El fan irredento fagocitando al director. Las apelaciones a Tiburón son más rescatables.
La OST muy bien, diría. Quizás no es tan “rimbombante” (en su acepción positiva) como la de Giacchino pero apuntala la tensión cuando es necesario y se acerca a una sensibilidad más emocional y atmosférica, me atrevo a afirmar. El problema, desde mi condición de profano al respecto, es que solo me ha emocionado realmente cuando ha referenciado literalmente a Williams. No he sabido encontrar las implicaciones e intencionalidades de la narración musical en multitud de secuencias, lo admito.
Última edición por BruceTimm; 12/08/2025 a las 10:36
RIP, Sir Pratchett.
«En la primera reunión con él sobre el futuro de Star Wars, George se sintió traicionado» B. Iger.
Siempre se habla, y con razón, de la libertad de expresión. Es obvio que hay que defenderla, cuidarla y protegerla. Pero lo realmente crucial es tener libertad de pensamiento. ¿Qué me importa la libertad de expresión si no se dicen más que imbecilidades? ¿Para qué sirve si no se sabe pensar, si no se tiene sentido crítico, si no se sabe ser libre intelectualmente?
Gran análisis compañero BruceTimm. Coincido mucho contigo.
A mí me ha gustado la película por lo "disfrutable" en cuanto a diversión simplona y porque me ha gustado más que sus dos predecesoras (Fallen Kingdom y Dominion) pero es cierto que no noto nada a destacar por parte ni del director ni de la banda sonora, como creo entender que en tu comentario opinas también. Si que echo más en falta algún trasfondo filosófico, que no tiene por qué ser necesariamente ecologista, dado el contexto, como otros parecen creer.
Curioso que los "punto flacos" de la película que señalas, por decirlo de alguna manera, son los que otros compañeros han alabado.
Última edición por jmiguelro; 12/08/2025 a las 14:16 Razón: Múltiples faltas ortográficas…
«James, hágase digno de esto... merézcalo».
Capitán John H. Miller.