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Tema: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

Vista híbrida

  1. #1
    Klaatu barada nikto Avatar de LORDD
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    Predeterminado Re: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

    Cita Iniciado por Screepers Ver mensaje
    Me temo que no voy a ser tan optimista como otros. Junto a To the Wonder, es la película menos generosa de su director, es como si se hubiera encerrado en si mismo, ahogado en su propia pretenciosidad. La narración en off funciona en algunas secuencias, pero abusar de ello resulta un error. Una dirección de fotografía soberbia como de acostumbre (Lubezki nunca falla), pero malogrado por la incapacidad del director para salir de su cubículo. Probablemente Malick seguirá por esta línea y no volverá el autor genuino que nos maravilló en el pasado. Qué mal le sentó la Palma de Oro.

    Pd. Actores añorados (por mi) como Ryan O'Neal o Armin Mueller-Stahl aparecen en sendos cameos. Uno en una fiesta de celebrities interpretándose a si mismo (!!!) y el otro como una sacerdote que habla en off.
    Pues fíjate que yo creo que se tiene que ser muy abierto para trasladar a una película lo que el propone en Knight of cups, puedes parir una obra maestra como lo hacía kubrick, sin salir de su cubículo, si entendemos por igual estar "encerrado en si mismo".

  2. #2
    maestro Avatar de fshtravis
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    Predeterminado Re: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

    La vi hace nada, y tras la magnífica crítica de LORDD, pongo un poco lo que pienso. A mí me ha maravillado, pero claro está que debes ser un enamorado de Malick. Y no me refiero a que te guste La delgada línea roja o Días del cielo, sino que debes admirar tanto El árbol de la vida como To the wonder. Christian Bale hace un papel parecido al de Ben Affleck, el cual andaba perdido por el escenario y no hablaba apenas. En esta, Bale se expresa principalmente por la voz en off.

    Y antes de poner mi valoración, he leído mucho eso de que los actores no sabían qué hacer en el escenario. Yo creo que esta "decisión" de Malick le queda como anillo al dedo para lo que quiere contar: La búsqueda del sentido de la vida.

    Comento lo que pienso:

    Comentar una película del genio tejano siempre es muy delicado, puesto que defender sus películas puede que lleve a uno a enemistarse con quien creías tu amigo. Probablemente sea uno de los directores más polémicos del panorama actual; pero, a diferencia de otros como Lars Von Trier o Gaspar Noe, cuyos objetivos son provocar al espectador, Malick divide a la gente por las formas de estructurar una historia. Su filmografía vive en una continua metamorfosis artística cuyo fin único parece que es el de despojar de todo protagonismo a los propios protagonistas. Es decir, que las imágenes hablen por sí solas y que los actores sean meros objetos que ayuden a comprender las ideas que están en el aire. Esto es lo más cercano que tiene uno a la poesía, solo que en este caso sería visual. Cada plano aparentemente ordinario está provisto de grandes significados y es a partir de esos fragmentos donde radica la esencia de la película. Hemos visto cómo en los últimos años, han sido varios los directores que han querido imitarle. Podemos nombrar a A.J. Edwards, estrecho colaborador suyo, que el año pasado se estrenó como director con The Better Angels para contar la infancia de Lincoln. Tan maravillosa como olvidada. Afortunadamente, Malick es de los pocos directores (americanos) que siguen considerando el cine como un arte plástico y no tiene ningún problema en experimentar en cada una de sus películas para seguir evolucionando como artista y creador de historias. Y es que es muy interesante estudiar la evolución en sus obras desde que empezó con Malas Tierras, un film narrativamente convencional, hasta su último proyecto, To the wonder, donde la radicalización de su lenguaje se había llevado al extremo. Huelga decir que los enemigos de este director, sobre todo desde el estreno de esa obra maestra que era El árbol de la vida, ni se molesten en visionar cinco minutos de Knight of Cups, al igual que los desconocedores de su obra al completo. Terrence es como el colegio, hay que empezar desde el primer curso e ir avanzando poco a poco hasta llegar a comprenderle. Los amantes de su última etapa -la que empieza con El árbol de la vida- disfrutarán con ella.

    Rick es aparentemente un guionista reputado en Hollywood. Todo los peces gordos de la industria quieren trabajar con él. En lo superficial no le falta de nada. ¿Quién no pagaría por tener una vida acomodada en el corazón del séptimo arte a la vez que asiste a macrofiestas junto a personas de la alta sociedad? Pero, ¿qué sentido tiene esa vida si uno no se reconoce a sí mismo? Ya no queda nada del que fuera aquel niño cuyo padre le contaba historias. Ni siquiera ahora es capaz de enamorarse. Tiempo atrás tuvo una relación con una mujer (Cate Blanchett). Parecía que eran la pareja perfecta y todo lo que les rodeaba estaba lleno de felicidad. Pero un suceso trágico le alejó de ella; la vida es imprevisible, y lo es hasta el punto de creer encontrar su propio camino en una joven que está casada (Natalie Portman). Porque precisamente esta vida está llena de barreras y obstáculos, los cuales parecen están representados en su padre (Brian Dennehy) y su hermano (Wes Bentley).

    Había una vez un joven príncipe cuyo padre, el rey de Oriente, lo envía a Egipto para encontrar una perla. Pero cuando llega, el pueblo le sirve una taza. Al beberla, se olvida de que era el hijo de un rey, se olvida de la perla y cae en un profundo sueño”. Él es el príncipe y su padre el rey. La perla representa el sentido de su vida, aquella meta a la que uno aspira alcanzar para ser feliz. Pero la realidad le absorbe, le atrapa y, como si fueran arenas movedizas, le hunden hasta la profundidad de la oquedad. Y le hacen ser consciente de que lo que observa no es fruto de su imaginación a través de terremotos. Vaga por la calle intentando responder las incógnitas de su vida. ¿Cuáles fueron aquellos sucesos que le marcaron para siempre? ¿Qué le deparará el destino? Es por ello que, vencido de buscar la pieza que le falta, busca respuestas en una médium para que le ayude. Pero no hay futuro en él, todas las cartas sacadas por la bruja representan su oscuro pasado. Aquel que intenta olvidar; porque, al igual que la joven manchada de pintura negra y con varias especies de caretas que sale al comienzo de la película, es imposible ser otro completamente nuevo. Puede aparentarlo pero no convertirse en alguien que no quiere ser en el fondo (” Todos estos años viviendo la vida que ni siquiera conocía”). En realidad Rick podría ser el protagonista de La dolce vita o de La gran belleza. Ese Gambardella que asistía a fiestas con gente adinerada y despreocupada de los asuntos terrenales. Una especie de semidiós que tiene absolutamente todo al alcance de su mano. Esta idea viene representada a cargo del español Antonio Banderas, personificando la lujuria.

    Nueve cartas del tarot son las sacadas por la bruja (el Caballero de Copas, la Luna, el Ahorcado, el Ermitaño, el Juicio, la Torre, la Alta Sacerdotisa, la Muerte y la Libertad). La primera representa la obra en global (y da nombre al film) y las otras ocho dan título a los capítulos en los que se divide la película. De esas ocho, cinco tienen que ver con desencuentros amorosos que tuvo en el pasado: Luna (Imogen Poots), el Juicio (Cate Blanchett), la Alta Sacerdotisa (Teresa Palmer), la Muerte (Natalie Portman) y la Libertad (Isabel Lucas). Las tres que quedan corresponden a la relación conflictiva con su hermano, con su padre y a los excesos que ha tenido en su vida. De este modo, la película constituye un continuo flashback contando las experiencias funestas de Rick. Primero sus distintas relaciones amorosas, de las que sale mal parado. Ya sea por su forma errónea de amar (“Tú no quieres amor, tú quieres experiencias“), de sucesos imprevisibles o de amores no correspondidos. Segundo cuenta las relaciones conflictivas con un padre al que ya no comprende, a pesar de los esfuerzos de este último por impedir que se aleje, y cuenta de la misma forma el tenso vínculo que tiene con su hermano, al cual le acusa de la muerte de su otro hermano: Billy. Traumas, sin duda, que le empuja a experimentar y llenar el vacío de un falso contenido, como son las mujeres (o prostitutas) con las que pasa la noche o las discotecas a las que acude. Pero en realidad está dentro de una cárcel rodeada de rascacielos que hacen de frontera entre él y la libertad. Encarcelado en una ciudad llena de adornos -No sabemos en determinados momentos si está en un escenario o en la propia calle- pero sin alma, y que ensucia hasta el mar que tiene al lado. Es por ello que Malick radica la redención en la naturaleza. En cada roca, en cada árbol, en el bosque o en una carretera sin un aparente destino situada en medio del desierto. Los aviones, tantas veces observados por Rick, sobrevuelan ambos territorios y viajan sin complicaciones a través de los dos mundos: El infierno y el paraíso. El póster de la película ya da una idea de ese viaje espiritual. Hay cuatro círculos, y tres de ellos, que son los mundos, están conectados por una palmera. El círculo inferior es el mundo oscuro, representa las excesos y la lujuria , el del medio es el mundo en sí, donde habitamos la mayoría de las personas, y el círculo superior vendría siendo el paraíso, aquel al que todos aspiramos.

    Malick ha completado lo que vendría siendo la trilogía de la vida y del amor. Con El árbol de la vida relataba la infancia a la vez que reconstruía el origen del mundo. También resaltaba la importancia de amar a todos para encontrar la prosperidad y el sentido de la vida. En To the wonder, incidía nuevamente, pero con más profundidad, en el amor, ya sea terrenal o espiritual. Pero advertía de los problemas y las diferencias que había entre el deseo excesivo y el afecto inmaculado. En Knight of Cups toma de referencia ambas ideas y las integra para formar su propia creación. Así, al igual que la vida de Ben Affleck está llena de amores y desengaños, Rick también sufrirá esos sentimientos en sus propias carnes. Como en El árbol de vida, donde se hace un repaso del pasado de Sean Penn, somos invitados a echar una mirada a la biografía de Bale y ver su relación con su hermanos y sus padres. Hacia la figura paternal solo tiene odio e ira, mientras que a la maternal es todo afecto. La diferencia entre las dos obras con este último trabajo radica en la pluralidad del elenco. En Knights of Cups ni la familia ni las mujeres tienen tanta presencia aunque sean piezas importantes. Porque al fin y al cabo son simples capítulos en la vida personal de nuestro protagonista. Y debido a ello, la película se centra exclusivamente en su figura despojando de toda profundidad a sus acompañantes, los cuales tendrán breves apariciones y de forma ordenada. Un persona, un episodio. Lo importante es el interior de Rick y la búsqueda de ese camino perdido. Las idas y venidas del pasado al presente impregnan a la obra de una atemporalidad necesaria para elevar los temas tratados a la categoría de lo universal. Ya al comienzo tenemos una secuencia preciosa del Planeta Tierra moviéndose cual secuencia de El árbol de la vida.

    Con la pantalla en negro, aparece el siguiente mensaje: “Para la mejor reproducción sonora, los productores de esta película le recomiendan reproducirla fuerte“. Malick ha creado, como es habitual, una obra de arte contemplativa y sensorial, pero también experimental. Cada plano apenas dura unos segundos y la cámara parece tener vida propia al moverse por el escenario sin parar. Porque la protagonista realmente es ella y no los personajes que hay dentro. El significado de las cosas está en cualquier parte, solo hay que prestar atención a ellas. De la misma manera que en To the Wonder, Terrence decidió rodar Knight of Cups sin ningún guión escrito. Solo daba a los actores pequeñas descripciones sobre lo que quería y eran ellos los que tenían que improvisar. Así, la película se desarrolla casi sin ningún diálogo; tan solo unas voces en off en forma de susurros nos cuentan los sentimientos de cada uno. Además, añade novedades a su nuevo trabajo como es la utilización de diferentes objetivos o cámaras como son los 35mm, 65mm, Arri o las GoPro. Emmanuel Lubezki, por su parte, vuelve a realizar un trabajo maravilloso aunque quizá menos apreciable al desarrollarse casi toda la obra en interiores o en la ciudad. Pero justamente en este último escenario le da una frialdad necesaria para comprender el estado de ánimo de Rick.

    Knight of Cups es una película ambiciosa en todos los sentidos. Ya sea en el tema a tratar (la falsa apariencia de la clase alta), el lugar donde se desarrolla (Los Ángeles, Hollywood, Las Vegas) o en el número de personajes que aparece (multitud de caras conocidas que han pasado el corte), pero que en la práctica el peso se reduce drásticamente de manera deliberada. Todo lo contrario a To The Wonder, cuyos secundarios eran tan importantes (o más) que el protagonista. No obstante, es el trabajo más hermético que el tejano haya hecho hasta ahora y eso conlleva a la obligación de tener cierto aprecio por dicho director si uno quiere disfrutar de una obra hipnótica en todos los sentidos. Muchos le odiarán, pero aun seguimos siendo unos pocos los que apreciamos que haya un director que experimente con el lenguaje cinematográfico y ofrezca su propia visión sin condicionantes externos que le puedan censurar. Weightless es la próxima parada hacia la maravilla.

    9/10

  3. #3
    gurú Avatar de Screepers
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    Predeterminado Re: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

    Cita Iniciado por LORDD Ver mensaje
    Pues fíjate que yo creo que se tiene que ser muy abierto para trasladar a una película lo que el propone en Knight of cups, puedes parir una obra maestra como lo hacía kubrick, sin salir de su cubículo, si entendemos por igual estar "encerrado en si mismo".
    Me refiero a que ha explotado lo que le funcionaba en El árbol de la vida, y el resultado dista mucho de aquella. La deconstrucción de la narración clásica y su obsesión por temas metafísicos otra vez no. Aquí no me cuenta nada, más allá de los escarceos amorosos del protagonista y su mala relación con el padre.

    Y me remito al comentario que hice de su anterior filme: Vacua, fría, aburridísima y pedante. Malick debería cambiar su discurso en sus siguientes trabajos, aquí llega a resultar irritante con sus reflexiones espirituales y mesiánicas. No digamos ya con el uso indiscriminado de la voz en off. Los actores parecen zombies, aunque tampoco ayuda que los filmen casi siempre de espaldas. Si no es espantosa es por el estilazo visual que tiene el director. Un descalabro épico.

  4. #4
    gurú
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    Predeterminado Re: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

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    Me refiero a que ha explotado lo que le funcionaba en El árbol de la vida, y el resultado dista mucho de aquella. La deconstrucción de la narración clásica y su obsesión por temas metafísicos otra vez no. Aquí no me cuenta nada, más allá de los escarceos amorosos del protagonista y su mala relación con el padre.

    Y me remito al comentario que hice de su anterior filme: Vacua, fría, aburridísima y pedante. Malick debería cambiar su discurso en sus siguientes trabajos, aquí llega a resultar irritante con sus reflexiones espirituales y mesiánicas. No digamos ya con el uso indiscriminado de la voz en off. Los actores parecen zombies, aunque tampoco ayuda que los filmen casi siempre de espaldas. Si no es espantosa es por el estilazo visual que tiene el director. Un descalabro épico.
    +100.

  5. #5
    Klaatu barada nikto Avatar de LORDD
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    Predeterminado Re: Knight of Cups (Terrence Malick, 2015)

    Cita Iniciado por Screepers Ver mensaje
    Me refiero a que ha explotado lo que le funcionaba en El árbol de la vida, y el resultado dista mucho de aquella. La deconstrucción de la narración clásica y su obsesión por temas metafísicos otra vez no. Aquí no me cuenta nada, más allá de los escarceos amorosos del protagonista y su mala relación con el padre.

    Y me remito al comentario que hice de su anterior filme: Vacua, fría, aburridísima y pedante. Malick debería cambiar su discurso en sus siguientes trabajos, aquí llega a resultar irritante con sus reflexiones espirituales y mesiánicas. No digamos ya con el uso indiscriminado de la voz en off. Los actores parecen zombies, aunque tampoco ayuda que los filmen casi siempre de espaldas. Si no es espantosa es por el estilazo visual que tiene el director. Un descalabro épico.
    Me gusta que expreses tu opinión, pero creo que es más una opinión de "no me gusta" porque no he conectado...que es fallida por esto y aquello. Como gusto personal te lo acepto, como critica cinematográfica no puedo estar mas en desacuerdo.

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