Puesto que soy un investigador de la belleza femenina, estoy muy concienciado con la lacra del sobrepeso y sufro cuando veo que una actriz con determinado potencial no lo realiza, lo malogra o se desluce por la afición a la comida. No es el caso de Jennifer Connelly, que en su larga carrera casi siempre se ha mostrado un buena forma. Sí sería el caso de Scarlett Johansson, a la que, aunque le haya ido bien, opino que ha tenido un comportamiento poco profesional en su papel más relevante de Natasha Romanoff, habiéndose presentado en forma solamente en The Winter Soldier.