Dejamos opinión sin spoilers...
"Es peligroso, Frodo, cruzar tu puerta. Pones tu pie en el camino, y si no cuidas tus pasos, nunca sabes a dónde te pueden llevar" -Bilbo Bolsón-
La ballena (The Whale) (2022).............................. 8.5
Brendan Fraser está sensacional
Mi comentario:
Cruda, dura, dramática y explícita en algunas ocasiones. Así se podría calificar al nuevo largometraje del director Darren Aronofsky. No es una película para todos los públicos, pero para mí es la mejor que he visto de su director, hasta la fecha. No es una cinta de diez, una obra maestra, pero para el actor Brendan Fraser es su renacer cinematográfico. "La ballena (The Whale)" (2022) es digna de varios premios y bien merecidos, sobretodo para el propio Fraser que, con ayuda de prótesis, y mucho maquillaje, se transforma en un mega-orondo profesor, de unos 250 kilos, que da clases on-line a un grupo de chavales. De todas maneras, Brendan es un gran actor que cumple a lo grande con su cometido y, aunque tenga a otros personajes pululando a su alrededor, es el alma de este film. Brendan está bien secundado por Sadie Sink (la inolvidable Max de la serie Stranger Things) en un personaje que se le quiere y se le odia a partes iguales, Samantha Morton como la exmujer del protagonista, Ty Simpkins (visto en Iron Man 3 y en Jurassic World) y Hong Chau como la enfermera que ayuda y asiste, en todo momento, a nuestro protagonista. Como he comentado al inicio, es un film dramático, pero a la vez bastante duro de digerir. Esos cara a cara entre los roles de Fraser y Sink, como padre e hija respectivamente, la verdad es que llegan a poner los pelos de punta. El actor de "La Momia" hace una interpretación muy potente y merecedora de todos los premios que existan. Está brillante y magistral. Para quitarse el sombrero. A partir del guión escrito por Samuel D. Hunter (a la vez basado en su propia obra de teatro), el realizador de "Réquiem por un sueño" (2000) consigue que te metas en la trama y empatices con el protagonista con sobrepeso durante sus casi dos horas de metraje. Una película notable. Mi nota final es de 8.5/10.
Soberbia, Brendan Frasier está enorme, devora a todo el reparto, emocional, impactante y cruda, con un final sorprendente. Muy buena película son duda, no os la perdáis, un saludo.
Mi nota 8,5/10.
Vista esta mañana, a mí la película también me ha gustado mucho (aunque no es una película a la que le pegue bien, creo, el verbo gustar).
Para mí un drama solidísimo, con un reparto tremendo donde Fraser creo que brilla más allá de su caracterización, perfectamente secundado por Chau, Sink, Ty Simpkins (que ahora me doy cuenta que es el chaval de Iron Man -no lo he reconocido durante el visionado-) y Samantha Morton (que esta temporada lleva dos papeles de escena única memorables) y que construyen una historia que me ha enganchado y que creo que, con acierto, mantiene su tono teatral. De ahí que crea que Aronofsky modere su labor de dirección, centrándose en los intérpretes.
Me quedo también con la labor fotográfica de Libatique, de iluminación natural y apagada (para mí un gran uso de las luces del decorado) y el trabajo musical de Rob Simonsen, para mí perfectamente pautado en lo dramático.
Saludos
Q: "I'm your new quartermaster"
007: "You must be joking"
_______________________
CLAUDIO: "Lady, as you are mine, I am yours"
_______________________
EISENSTEIN: "I'm a boxer for the freedom of the cinematic expression" -"I'm a scientific dilettante with encyclopedic interests"
Resulta demasiado tremendista, rozando la pornografía emocional. Además su puesta en escena teatral tampoco ayuda nada en el devenir de la historia. Lo mejor los actores, con un Brendan Fraser descomunal en todos los sentidos. Aronofsky no deja indiferente a nadie, aunque en este caso se trata de un trabajo menor dentro de una filmografía bastante ecléctica.
Después de haber visto esa alucinación visual que es ¡Madre!, donde tuve el pálpito de estar viendo realmente una película destinada a convertirse en objeto de culto, Aronofsky baja considerablemente el listón de sus atrevimientos. No obstante, de nuevo, encierra a sus pobres personajes en un pequeño escenario y los somete a la peor de las torturas, sin compasión con ellos ni con nosotros.
Toda la escena huele a vómito, semen y orín, y Aronofsky no trata de ocultarlo, sino que lo revela y lo restriega en la cara de los espectadores desde la primera escena. Que nadie se escape de esta miseria moral que termina convirtiéndose en física.
No es película fácil de ver ni de aceptar. Su nihilismo es intenso, agotador, y casi tritura a sus personajes en medio de una avalancha de desesperanza, más intensa y abrumadora que el enorme sobrepeso del protagonista. Vemos simplemente la muerte a cámara lenta de una persona cuya vida tiene unos fundamentos que le permitirían ser feliz, o al menos no ser infeliz. Esto hace aún más dolorosa la situación, porque entrevemos en el personaje inteligencia y bondad, pero éstas están arrinconadas por una desesperanza casi irracional, alimentada además por una serie de personajes "tóxicos" que arrastran taras morales de distinta índole: cinismo, fanatismo, egoísmo... Al final, sólo resulta tener una pizca de humanidad el repartidor de la pizza: ese el culmen de la empatía humana en esta película. Tiene ese turbio e insano ambiente que vemos en obras teatrales como ¿Quién teme a Virginia Woolf?, aunque sin caer nunca en su histrionismo.
En tan deprimente ambiente es difícil poder apreciar los talentos interpretativos, porque poco hay que admirar en su comportamiento. Aún así, resulta impresionante la dura y emotiva actuación de una jovencísima actriz (Sadie Sink) que demuestra en cinco minutos cómo se le puede dar añadir intensidad a una historia sólo con miradas de desprecio o de odio. Significaba ese personaje un reto por su calculada ambigüedad y doblez; es una actriz que interpreta a una actriz y, finalmente, resulta ser el único personaje que verdaderamente evoluciona en su dramatismo a lo largo del metraje. Su interacción con el resto de personajes, en especial con los interpretados por Ty Simpkins y Brendan Fraser, le permite una transición dramática que asimila a la perfección. Me descubro ante este talento natural.
Aronofsky no ha escogido un camino fácil. No es sencillo realizar una adaptación teatral donde hay tal unidad de espacio y acción sin que decaiga en algún momento el interés de los espectadores. Para ello dosifica pacientemente las distintas incógnitas que desde el principio se plantean, incluso en las vidas de sus personajes secundarios, pero sin por ello caer en el histrionismo (y hubiera sido fácil). Tal contención se lleva hasta aquellas cuestiones simplemente sentimentales y es muy evidente que evita a toda costa cualquier exceso. Lágrimas, las justas. De todas maneras, es difícil llorar por personajes que prácticamente han renunciado a casi todo lo que en la vida hay de valioso y se han abandonado a una destrucción tan calculada.
Sólo para ser vista en días soleados.
Última edición por Raccord; 27/02/2023 a las 11:52
"Life's but a walking shadow, a poor player,
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing"