Por debajo de la trilogía original, me ha faltado algo más de garra, es un saco de clichés. Hasta para repetir esquemas se necesita talento y en este caso brilla por su ausencia. Nos quedan las canciones ochenteras que suenan durante toda la fiesta (de Laura Branigan a Roxette pasando por Eurythmics) y la carismática presencia de Lili Taylor, a estas alturas una habitual en el género. Que lo mejor de la peli sean los pósteres promocionales homenajeando Prom Night, Pesadilla en Elm Street o Halloween dice mucho.