Es cierto que el argumento visto con distancia no es que sea un cliché de hollywood, es que es un clásico de este tipo de películas, donde los sueños y esperanzas de los protagonistas son proyectados en una ciudad y una industria que es el mismo hollywood. Lo tenemos muy manido pero no por mucho que hayan pasado los años esto ha dejado de ser así.
Y sobre el desenlace agridulce, me parece su mejor acierto y es el que mejor cuadra con el desarrollo del film. Recordemos el número musical donde las compañeras de piso de Mia la convencen para que salga con ella de fiesta, bajo el argumento de que en cualquiera de esas fiestas encontrarán a alguien que les abran las puertas para cumplir sus sueños. Sólo que esta vez no es ningún director de casting, ni un mecenas del jazz, son ellos, Mia y Sebastian. Cada uno cumple su sueño gracias al otro y por ello su relación de amor va mucho más allá (y por separado) que su relación de pareja.
Creo que un Happy end hubiera bajado mucho el nivel argumentativo y la profundidad dramática de muchas escenas.