Completamente de acuerdo con Campanilla. Esta película es arriesgadísima.

Del Toro no trata de inyectar el mundo gótico de los años sesenta, o la maestría de Poe ni de la Hammer, como sí trató de hacerlo (con mucha corrección estética) "La mujer de negro", por poner un ejemplo. No, Guillermo nos trae, literalmente, el concepto de película gótica sesentera. Lo tiene todo, sin permitir que cualquier halo de modernidad, salvo el tema de los efectos visuales, altere el homenaje. Ya lo comenté en la crítica: esta película, al poco tiempo, la conoces de sobra. Pero ahí radica la intención de del Toro: no quiere sorprender, quiere recordar lo que fueron esas obras maestras. Traerlas, como digo, al siglo XXI. Y eso no es nada fácil. Yo como entusiasta puedo estar como loco pero entiendo que gente a la que no le guste el cine y que vaya como forma de evasión le repela y no entienda la jugada. Todo un riesgo, vaya.