Un joven con la cara magullada es descubierto en un aeropuerto. Dice llamarse Adrien Legrand, un niño que desapareció hace 10 años. Para su padre, Vincent, esto supone el final de una larga pesadilla y lo lleva a casa. Simultáneamente, se suceden una serie de horribles asesinatos en la región.
Flamante ganadora de la Palma de Oro en el último festival de Cannes, y segunda película de Julia Ducournau después de Crudo (2016), que ya causó polémica en su momento (injustificada en mi opinión, aunque sí tenía algún momento grimoso, no era más violenta ni explícita que otras muchas cosas que hay por ahí) y aquí vuelve a las andadas. La película me ha gustado mucho, aunque creo que las frases de la crítica que incluyen en el cartel te pueden hacer ir con una idea equivocada ("Todo en Titane es una fiesta", no sé a qué tipo de fiestas irá Pepa Blanes)
Me ha parecido una especie de mezcla de Almodóvar con Cronenberg, toques del cine francés más salvaje, y el propio toque de la directora que ya con dos pelis va dando muestras de un estilo reconocible. No se ha estrenado en muchos cines, así que el que esté interesado que no lo deje mucho tiempo.