Aquí otro fan de Wallestein.

En cuanto a la saga del bueno de Amando de Ossorio, tiene un punto cutre imposible de negar, pero también tiene un innegable cariño por lo que se hace, aunque a ratos parezca que se da más importancia a las apariciones de los encapuchados templarios que al resto de los actores. La sangre y las tetas gratis eran cosa de la época. Imperfectas, si, como mucho fantaterror hispano, pero también encantadoras. Esas cabalgadas de los caballeros con una especie de cantos gregorianos de fondo consiguen todavía hoy arrancarme un pequeño escalofrío.

Con toda la cutrez, que también la hay, prefiero mil veces ponerme una de la saga de los templarios, o casi cualquiera de Paul Naschy, antes que cualquier película fantástica de serie B de hoy en día. Aquellas serían cutres, si, pero la gente que las hacía sentía amor por ellas, por el cine, y eso es algo que se nota, y que hoy en día falta.

Con todo, pienso que la valoración de mucho de este, nuestro cine, viene de las horrendísimas copias que hay en muchos casos disponibles como única fuente. Suerte que poco a poco salen cositas, pero manda huevines que en el extranjero saquen ediciones de cátedra y aquí saquen ediciones de mierda.