Si me vengo arriba y divago, teniendo en cuenta que Wright ha tenido un equipo creativo casi fijo desde 2005, puedo imaginarme lo siguiente:

Una mordaz y paranoica interpretación cargada de matices por parte de Knightley, un score con obsesivas cuerdas y piano aterrador cortesía de Marianelli, McGarvey acojonando con el uso de claroscuros en la fotografía, Wright dando barra libre a los contrapicados y Jaqueline Durran marcándose un vestuario decadente a la ¿Qué fue de Baby Jane?.

Resultado: Peliculón y nominaciones al Oscar para todo Cristo.

para Zack (que estará pensando que a ver si Wright se lleva el Oscar a mejor director de una santa vez, que Marianelli se lo llevó por Expiación, Durran por Anna Karenina, y Keira y McGarvey siguen esperando, aunque podrían habérselo llevado ya perfectamente).