Coincido con Tripley: creo que la frialdad que desprende la película es intencionada, y creo que es un acierto. De lo contrario, hubiera sido muuuuuuy fácil caer en el sentimentalismo fácil y de trazo grueso.
La película es una recreación minuciosa de lo ocurrido (dejando a un lado lo que pueda o no haber de verdad en parte, todo o nada de la historia), cuasi documental, y como tal, esa frialdad y distanciamiento le viene que ni pintada a la película (aparte que esa frialdad resalta aún más la opresión y angustia de las secuencias de tortura).