excepto lo que oímos de labios de su hija. Es difícil juzgar cómo ha sido su vida ni cómo hubiese sido la convivencia a través de los años con Edward. Me temo que finalmente su matrimonio no hubiese funcionado, simplemente porque su relación no tenía ninguna base sólida. Es un amor adolescente, puro y lleno de ilusión de uno por el otro, pero apenas hay un espacio en común entre ambos, o al menos no lo vemos. ¿Te imaginas a su compañero violonchelista paseando por los camerinos de su mano, atrevesando las bambalinas, emocionándose con la música como ella lo hace mientras pasa las páginas de la partitura para el pianista? Yo sí me lo imagino porque ambos son del mismo mundo, aunque a ella le intimida el que él sea "agresivo", que sea él el que tome la iniciativa y la invite a tomar una copa. Reacciona defensivamente.
En Edward encuentra más bien una cierta afinidad sentimental, cierto atractivo por su carácter. Muchos amores comienzan así, pero muchos también mueren porque esa afinidad no suele ser una sólida base para una relación larga. No son más alllá que un amor de verano.
Me temo que el amor de Florence por su compañero de cuarteto ha sido lo mejor que le ha podido pasar, racionalmente hablando. Pero ella es al final un animal romántico y siente remordimientos. Remordimientos por el daño que causó y por la vida que pudo haber vivido. Aún en ella es fuerte su parte pasional. Llevada por su corazón, me la imagino de nuevo huyendo por la campiña inglesa con Edward... Y de nuevo volviendo a su casa. Son historias dramáticas porque son insolubles.
Pero que en ella queda resquicios de aquella pasión, es indudable. De hecho, y probablemente su marido nunca lo supo, su hija tiene el nombre que había acordado con Edward si el primer hijo de ambos hubiese sido una niña. Cuando él oye su nombre, a él le da un vuelco al corazón.