Su corta duración impide que deje un poso mayor como para considerarla una obra maestra en su género pero sin duda es una pequeña joya. Hay que verla sí o sí. Porque el stop motion es un arte que no abunda, pero principalmente porque es una historia sencilla pero preciosa que terminas viendo con una sonrisa enorme y una lágrima recorriendo la mejilla.
Nota: 7'3