Bastante simpática. No es la cima de la autorreferencialidad que fue Tropic Thunder, ni la comedia seminal del siglo XXI que fue Zoolander, pero contiene aciertos suficientes como para dejarte satisfecho. El primero y más importante, la ingenuidad que rebosa la película, que es imprescindible para aceptar sin reservas su aspecto a priori más peligroso, esto es, el tono "inspirador", el tono de película que te enseña a vivir mejor tu vida, y todas esas chorradas que suelen funcionar mal en películas un poco más realistas, pero que lo hacen bien en esta fábula cándida y optimista.
Me gusta mucho el segmento que se desarrolla entre Groenlandia e Islandia no sólo porque transmite acertadamente la emoción y la excitación de adentrarse en lo desconocido, sino también porque en él convergen el Walter Mitty real y el Walter Mitty de fantasía, la realidad y la fabulación, en particular en la inesperada secuencia en monopatín. Los mejores momentos de la película comparten esta característica; son secuencias en las que el tono fabulador de la historia se funde con el propio tono de la película, amable e ingenuo, y es precisamente esta armonía lo que hace funcionar al conjunto.
Me gusta también el humor deadpan y el drama contenido a los que el Ben Stiller actor se presta bastante, y que encajan especialmente bien en la estética de la película precisamente porque el personaje principal es tan tímido y apocado. En este sentido el casting es otro acierto, especialmente en la escena entre Ben Stiller y Sean Penn, ya que ya relativa inexpresividad de uno contrasta con los matices y los registros del otro, de la misma forma que sus personajes se contraponen en cuanto que uno está experimentando todo por primera vez y el otro es un viejo lobo que parece haber vivido mil y una vidas. Lo mismo con respecto a los secundarios, aunque en este caso lo digo simplemente porque son actores que me gustan y que están bien en sus papeles de pequeño contrapunto cómico.
Del aspecto más videocliperillo de la película, por así decirlo, no estoy totalmente en contra, aunque hay escenas más acertadas (la secuencia en la que Stiller pierde sus miedos al ritmo de Space Oddity de Bowie) y otras más innecesarias, como por ejemplo las que nutren todas esas secuencias en las montañas y que hacen que se pase más superficialmente sobre las sensaciones que experimenta Stiller, dejando ese tramo de la película en algo que parece más un vídeo publicitario o un tráiler. Precisamente en la película hay un momento en el que se dice que las cosas bellas no van por ahí pidiendo tu atención...pues justo este principio es el que Ben Stiller debería haberse aplicado, porque cuando La vida secreta de Walter Mitty resulta más floja es precisamente cuando más intenta asombrarte con paisajes y escenarios, cuando la emoción se ve más sustituida por el cliché.
No sé, en general es una comedia simpática, tierna y divertida sin ser totalmente memorable. Podría haber sido una buena película para Jim Carrey, o incluso para Adam Sandler si el humor fuese más tontorrón y el aspecto dramático estuviese más enfatizado, pero tal como ha salido, me alegro de que la cogiese Ben Stiller.