Pues el folleto que acompañaba a Diario de un cura rural era más propio de un cinefórum parroquial que de una edición videográfica, no sé si ya lo comenté.
Dicho esto, la selección de títulos se hace más en función del alma que de su envoltura carnal -"morir habemus", supongo- y van de lo notable (La guerra de Dios) a lo lamentable (La señora de Fátima).