Qué verde era mi valle tiene los 30 minutos iniciales más maravillosos que ha dado el cine. Es una de las que quiero revisionar para poner en mi olimpo entre Ozu y Donen.
Yo ya la tengo en el Olimpo. Me parece muy difícil describir a partes iguales y con maestría, la crudeza de los mayores y la ilusión del pequeño, y sobre todo, la lucha de algunos personajes por no caer totalmente en esa oscuridad y mantener esa ilusión de los niños.