No estoy en absoluto de acuerdo. Es un director con unas obsesiones y un mundo propio, y una forma de plasmarlo y narrar muy concreta.
Hooper tiene una primera parte de su filmografía muy lograda, dentro de los presupuestos (tanto temáticos como económicos) en los que se movía. La matanza de Texas suele provocar que se olvide su deliciosa Trampa mortal, orgía cromática sobre un asesino sureño y retrato cruel de la vida en aquellos parajes desolados, sordidez, prostitución, drogas, corrupción, abandono y miseria moral. El hecho de que el asesino tenga un cocodrilo hizo venderla como una monster movie rollo Tiburón en muchos mercados, cosa que evidentemente, no es.
Salem's Lot consigue conjugar las exigencias para un producto de aquellas características (filmado para televisión y ajustado a unos tiempos mínimos) con una creación de atmósferas sublime y varios momentos que están ya en cualquier antología del cine fantástico.
La casa de los horrores es probablemente la obra donde cristalizan todas sus obsesiones temáticas y estilísticas,y aunque la película tuvo problemas de presupuesto y de retrasos de rodaje que no permitieron rematarla todo lo bien que Hooper hubiera querido, es una obra malsana y fascinante, a la vez que se permite ironizar sobre el propio género sin llegar a parodiarlo.
Y bueno, más allá de discusiones sobre la autoría de Poltergeist

nos queda Lifeforce, una delirante serie B con vampiros espaciales que roban la energía vital de los humanos, murciélagos gigantes en la cola del cometa Halley, y conspiraciones para obrar contra el bienestar de la Tierra, y Matilda May, por supuesto! Y La matanza de Texas 2, en un giro muy inteligente, no intenta homenajear, imitar ni copiar a la primera parte (porque Hooper sabe imposible alcanzar aquellos logros, fruto de una época y circunstancias muy concretas) y se compone en un cómic loco de gore y humor negro que en ningún momento pretende tomarse en serio asímisma.
Desgraciadamente, terminado el contrato de Hooper con Cannon Group, el cineasta nunca volvió a alcanzar los logros de la primera parte de su carrera, quedando relegado a la televisión y a trabajos que acabarían directos a vídeo.