Armas de mujer (Working Girl, Mike Nichols, 1988)
Clásico? ochentero que pese a su pegadiza y conocida canción (ganadora de un Oscar) de Carly Simon y de retazos de memoria jamás había visto entera. Es todo un manual del cine ochentero contemporaneo, en formato de comedia/drama urbano, realista (los otros ochenta más allá de la fantasía, la ciencia ficción, aventuras, terror y machotes disparando a saco) y con la ciudad de Nueva York como protagonista al mismo nivel del eficiente trío que forman Melanie Griffith, Sigourney Weaver (aunque eso de que va a cumplir 30...
) y un Harrison Ford que ya se había abierto a los dramas y películas de corte diferente a las aventuras escapistas que le hicieron famoso (pese a que en unos meses entraría en la producción de tercera entrega de Indiana Jones).
Estas películas estilo El secreto de mi éxito, y otras similares, surgieron con fuerza en la segunda mitad de los años ochenta, con el boom de los yuppies y la ciudad de NYC como epicentro del sueño de cualquier foráneo que quisiera triunfar en los negocios o en el espectáculo. Incluso Superman lo hizo 10 años antes. Es fácil adivinar que Tess McGill proviene de algún estado del Medio Oeste, o del Sur, pese a que no se cita ese dato en toda la película. Se cita el tópico de
La escuela nocturna y la vemos metida en un conglomerado bestial de oficinas que se dedican a temas de finanzas que desconocemos pero que nos sirve para trazar la línea entre la pueblerina que está abajo y los triunfadores que están arriba, sean buenos (Ford) o malos (Weaver). Porque aquí la moralidad de nivel párvulos es tan importante como todo lo demás: Tess es buena y legal, mientras que con Weaver entendemos que es mala mala, que está arriba por el dinero que tiene (los estudios y demás no se mencionan) y el final con
esa obtención de despacho desde la nada, a lo Rachel Green en Friends
, va en línea con todo eso.
Resulta agradable ver algunos secundarios como Kevin Spacey y Alec Baldwin y en general es tan pero tan de finales de los 80 que como ejercicio de nostalgia ochentera tiene su punto.
Synch