Es un producto sensacionalista bien facturado. Dan Reed sabía lo que quería y cómo lo quería. La historia de James y Wade está contada cronológicamente de tal manera que te atrapa desde el principio y no hay manera de dejarla. Aderezado con un montaje que incluye antiguos documentos y grabaciones con la intención de hacerla más verosímil. Además, las interpretaciones de algunos ellos pueden resultar convincentes (no todas, la actitud de las madres no me resulta coherente con el relato).
El problema es que no aporta pruebas y todo se queda en un intenso testimonio de cuatro horas. En mi opinión, todo está igual que antes de su estreno: los detractores tildarán a Jackson de monstruo, y los fans seguirán defendiendo su legado a capa y espada, porque no hay nada aquí que pueda utilizarse ni para demostrar, ni para refutar. Todo queda en manos del espectador y de sus ansias de creer o no hacerlo.
Me parece cuando menos atrevido dotar a este documental de la veracidad y contundencia con la que el jurado popular está emitiendo sentencia, puesto que no va más allá de un “Sálvame Deluxe” bien llevado.
Más allá del sensacionalismo, resultan interesantes algunos de los documentos de archivo que se muestran, tanto el analísis de los interiores de Neverland, como algunas de las fotos de corte privado que los denunciantes utilizan para dar credibilidad a la historia.