Vista. No me ha desagradado, pero lo cierto es que resulta reiterativo que Bogdanovich insista a estas alturas con sus homenajes cinéfilos a las screwball y las situaciones de enredo que tan bien le funcionaron en ¿Qué me pasa, doctor? en 1972 (!!!!). Además los actores parecen salidos de una película de Woody Allen, se nota que es un desesperado intento de emular al estilo del newyorkino. La gran roba-escenas es Kathryn Hahn, deliciosamente histriónica. Los cameos indican que cualquier tiempo pasado fue mejor (Cybill Shepherd, Colleen Camp, Tatum O' Neall, Michael Shannon). Agradable, pero nada más.