Recién vista, la añado a la lista de películas con la que, discrepando de su ideología contra el libre comercio, entran alto en mi ranking de valoración.
El paradigma de esta clase de films sería Wall Street (1987), de Oliver Stone, con ese villano que, inintencionadamente, acabó convirtiéndose en el ídolo de millones de personas.
Según veía Lord of War, el cuestionamiento del comercio de armas no me impedía disfrutar de la historia y las buenas interpretaciones de Nicolas Cage, Jared Leto, Bridget Moynahan (una de las pocas mujeres del protagonista de profesión dudosa que no molesta todo el día) y, especialmente, Eamonn Walker; no así de Ethan Hawke, al que veo perdido, fuera de lugar.
El hilo narrativo y moralino sigue una línea más o menos predecible hasta que, en el final, si no se hace pedazos sí que se quiebra con la escena magistral en la que Cage le cuenta a Hawke lo que va a pasar y para quién está trabajando... ¡Un epílogo sobresaliente!
El mayor fallo:
Spoiler: