Pues como tres no discuten si ninguno de ellos quiere, yo también me sumo a todo lo dicho. Con estas películas, y puedo hacer la prueba, uno puede verlas dos o tres veces seguidas, que tiene siempre la sensación (o casi siempre) de producto bien acabado o rematado, lo que quizá faltaba en algunos momentos de los 80. Como bien dice Tripley, el localismo dio paso a la universalidad de los temas, y de ahí creo yo, el reconocimiento también universal y casi unánime (en todos lados cuecen habas).