Dándole vueltas, puede que sea una cuestión de punto de vista.
¿De quién es esta historia? No tenemos un protagonista principal al que seguir en todo momento.
Scorsese coge cierta distancia para mostrarnos todo el lienzo y eso hace que nunca estemos del todo dentro.
No hay misterio, todas las cartas están giradas hacia el espectador y eso hace que éste simplemente se quede a contemplar lo inevitable.
Lo objetivo por encima de lo subjetivo.