En su estreno se refería que había un susto al final para el que había de estar preparado. Pese al aviso piadoso, todos saltábamos. Creo que es uno de los sustos mejor estudiados y planificados de la historia: ralentí a velocidad normal, score dulce de Pino hacia el golpe estridente, el cambio del verde a lo flou hacia en negro de la piedra... Una barbaridad.
No es Jesucristo, es San Sebastián, el santo martirizado, con las flechas clavadas en su torso.