Difícil tarea para éste luchador
Difícil tarea para éste luchador
Por el mito fundacional no pasa el tiempo, básicamente porque las evidentes carencias ya estaban ahí en su eclosión (presupuesto ajustado, para mal, un Lambert completamente devorado por cualquier persona, animal o cosa con quien compartiese encuadre...).
Y, sin embargo, el encanto de la peli original permanece inalterable. Excluyendo, incluso, el factor nostalgia, lo cual debería ser el golpe de gracia para ella.
Pero no. Ahí sigue, aguantando visionados una y otra vez. Con ese despliegue de acentos improbables y clichés videocliperos de la época llevados al paroxismo.
Cada vez la disfruto más, de hecho.
Es la magia del séptimo arte.