Madurez, para mi, es algo inalcanzable, un mito del que se habla pero al que nadie llega.
Veo nuestra vida como un lápiz al que le vamos comiendo madera y mina con un afilado cuchillo, que bien podría ser nuestra manera de entender las cosas.
Sigues comiendo y creando virutas manchadas de negro para intentar dejar perfecta tu superficie afilada, pero siempre hay alguna tara que te obliga a intentar seguir perfeccionando esa superficie.
Al final, lo único que consigues es haber gastado todo tu lápiz y ahí... mueres.
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