
Iniciado por
Diodati
Vamos a ver, a mí el cine en general, y el fantástico en particular, ya me atraparon de muy crío. Ocurre que por aquel entonces había una sola cadena de televisión, y ésta no hacía más que programar una y otra vez Las campanas de Santa María. Durante años, los clásicos del fantástico los vivía en los recortes y revistas extranjeras. Cuando llegó la Segunda, no cubría el territorio nacional, y el menda viajaba a capitales para poder ver películas concretas en televisiones de pensiones. Apuntar esto que creo que es importante, ¿ok? Y comencé a ir de chaval a Madrid para empaparme de los ciclos de la Filmoteca. De ahí que pudiera ver auténticas joyas tipo Vampyr de Dreyer, que eran impensables en la caja tonta. Los tiempos cambiaron y vosotros tuvisteis más oportunidades que yo. No me arrepiento de tantas difucultades, ya que mi espíritu de lucha -y de investigador- se endureció, y hoy día disfruto de lo vivido y de lo por vivir. Pero lo que está claro es que no todo se te tiene que servir en bandeja de plata paa que sea de tu agrado. Y si tuviera que adorar un tipo de cine por coincidir con tu adolescencia, tendría que hacerlo con las comedias de Ozores y de Iquino. Y va a ser que no.